Columna


El ‘paredón de Simón’

HENRY VERGARA SAGBINI

03 de octubre de 2022 12:00 AM

La corrupción en Colombia permanece enraizada en cada capítulo de su historia, imposible de erradicarla, sean cual fueren las leyes utilizadas como muro de contención: se lleva en la sangre, en los bolsillos, teteros, loncheras y en la toga del camaleón.

De acuerdo con datos suministrados por la mismísima Contraloría General de la República, anualmente se ‘evaporan’, mal contados, ¡92,77 billones de pesos! Y 7 billoncitos más en nóminas paralelas. En un país tugurizado, socialmente inviable, donde mueren miles de niños por desnutrición, enfermedades prevenibles y violencia descarnada, la corrupción es pecado mortal, así se den sonoros golpes de pecho mientras lavan sus manos tiznadas con agua bendita.

Paradójicamente, la bandera ANTICORRUPCCIÓN es símbolo de campañas politiqueras que carcomen la confianza y el presupuesto, pero se mantienen frescos como lechugas del gana-gana: ¡impunidad del 97%!

Frente a semejante gabela, surgen voces proponiendo retornar al ‘Paredón de Simón’, donde corruptos y jueces amañados, recibirían castigos ejemplares. En ese entonces (enero 2 de 1824) El Libertador, desesperado por el saqueo inmisericorde al erario público, expidió decreto reglamentando la pena de muerte, intentando fallidamente erradicar la corrupción que, como monstruo insaciable, carcomía, y aún carcome, las entrañas de los países miembros de la Gran Colombia: “Todo funcionario que haya malvezado o tomado para sí dinero proveniente de los fondos públicos, queda sujeto a la pena capital y todo individuo puede acusar a los funcionarios de actos de corrupción”.

La pena de muerte fue abolida en Colombia en 1910 y, pese a reformas jurídicas y constitucionales, la corruptela sigue campante y sonante; si no que lo digan, entre muchísimos otros, los saqueadores del PAE, de las obras públicas, las sanguijuelas de la salud y la educación, los angelitos de la Unión Temporal Centros Poblados –desaparecieron $70.000 millones–, el desfalco astronómico en Reficar, los $30 billones esfumados del Fondo de Estabilización de la Gasolina, los $17.000 millones repartidos en la piñata Agro ‘Robo’ Seguro.

Hoy, 198 años después de la fallida intentona de vacunarnos contra el saqueo, reimplantar el ‘Paredón de Simón’ dejaría a Colombia deshabitada: la corrupción va de los tugurios a los rascacielos; de la venta de mojarras a las altas cortes, y nadie devuelve lo robado. Las víctimas, de luto y con las manos vacías y, ¿los victimarios?, blindados por leyes garantistas, impenetrables, al punto que si la Biblia se hubiese escrito en Colombia, no sabríamos aún quién mató a Abel mientras Caín, suelto de madrina, recorrería el territorio nacional fundando movimiento$ político$ y diplomando sicarios.

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