Hoy tener un título no garantiza ser un profesional de éxito y de la calidad de su trabajo, aunque el haber alcanzado una alta formación académica, indica que ha existido un esfuerzo y además debería permitirle contar con bases para la conceptualización y análisis sobre diversos elementos de estudio, pero teniendo siempre muy claro que no es lo único que debe tener un candidato ideal para ser exitoso. La titulitis como llaman algunos, expresa esa tendencia a valorar profesional e intelectualmente a alguien en función solo de los títulos académicos anotados en su expediente, pero no es más que una valoración a la hora de seleccionar candidatos para un cargo, porque los diplomas no lo son todo. Puede que ese aspirante haya estudiado mucho pero que no disponga de la actitud correcta, por ejemplo, o que su personalidad no encaje en la cultura de la empresa. Quizás se trate de un empleado conflictivo con el que es difícil lidiar o que no sea capaz de desarrollar sus tareas con eficiencia y eficacia.
Saber, saber hacer y el saber ser, es la ecuación que define las competencias ideales que requiere un buen profesional. Al descomponer esta ecuación, la palabra “saber” hace referencia al conocimiento adquirido, siendo este la base académica de su formación; “Saber hacer”, a la habilidad que debe poseer para ejercer bien su trabajo; y el “saber ser”, a las condiciones humanas que son intrínsecas a la persona y que son fundamentales, pues muestra la personalidad, la actitud, la aptitud y comportamientos en función de las reglas de la ética, de las relaciones humanas, del respeto, de responsabilidad y es aquí donde profesionales con muchos títulos, salidos de reconocidas universidades fracasan en su ejercicio profesional. Esta ecuación se conoce pedagógicamente bajo el nombre de aprendizaje por competencias y es el camino o la tendencia que se impone cuando se desea formar profesionales bajo los parámetros del mundo de hoy y es desde la educación básica primaria, secundaria, media y universitaria, donde deben fortalecer las instituciones educativas sus proyectos educativos.
A través de los medios de comunicación hemos conocido que los profesionales escogidos por el alcalde para acompañarlo, cuentan con una alta formación académica y que fueron seleccionados a través de un proceso de meritocracia lo cual nos llena de regocijo. Confiamos que el tercer elemento de la ecuación al que me he referido: “saber ser”, también se refleje en su gestión y que los ciudadanos sientan esa amabilidad y cariño que ha demostrado el alcalde electo con el pueblo cartagenero.
*Rector de Unicolombo.
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