Columna


El sentimiento de lo justo

DANILO CONTRERAS GUZMÁN

16 de mayo de 2017 12:00 AM

Se menciona tanto que presuponemos que esto es democracia, pero una leve mirada al pasado indica que han sido escasos los periodos en los que la democracia real ha prevalecido.

Los caminos de la libertad son tortuosos, pero tan altos sus principios, que la democracia ha persistido pese a los embates de enemigos declarados y otros que diciendo profesarla, la mancillan. De esos hay muchos. Pericles, hace 2500 años, predicaba que la democracia “enseña a observar leyes no escritas cuya sanción sólo reside en el sentimiento universal de lo justo”.

Tristemente, ese sentimiento de justicia parece diluido en los ciudadanos, a quienes por regla general les importa un comino los avatares de la vida pública y sus protagonistas.

Creo con benevolencia, que la menesterosa ciudadanía que abandono la pobreza, según el DANE, por ganar algo menos de $300 mil, o quienes apenas alcanzan el mínimo, tienen suficiente con vérselas al final de mes para hacer un mercado deficitario y guardar para la buses para ir a trabajarle al patrón que los explota. Nada que decir de los indigentes que en la ciudad son más de 40 mil cristianos. 

“La política es pa doctores, esa gente sabe vainas, yo no tengo tiempo, debo trabajar pa los pelaos. Cada quien que pile por su afrecho”, parecen decir.

Esta resignación no solo cubre a los humildes, sino también a las clases medias que simplemente se acomodan. Les parece de mal gusto criticar al gobierno, pues eso puede causar mayores traumatismos.

Un puñado de ciudadanos osó pedir la revocatoria del alcalde y se les criticó porque era poca la argumentación que servía a su causa, que era temprano para evaluar el Plan de Desarrollo, que obedecían a mezquinos intereses políticos, en fin. Sin embargo el gobierno se ha encargado de ofrecerles las razones que acreditan que la “carreta” del plan “Primero la Gente” es solo eso. ¡Carreta!

Va para un mes la tragedia de Blas de Lezo y la administración no ha explicado si es cierta la denuncia hecha por “La Silla Caribe”, según la cual desde su llegada al poder, el alcalde retiró competencias a la Oficina de Control Urbano, para, en forma sorpresiva, regresárselas 3 meses después, con la ventaja de que ya en el cargo fungía un funcionario que según la denuncia, es ficha de un pariente que es el poder tras el poder en La Aduana. Que contesten. 21 muertos lo reclaman.

Este asunto ha sido matizado por la renuncia del Secretario de Educación, que saliendo dejó al descubierto que no existen políticas públicas ni presupuestos suficientes para la educación, el principal instrumento para combatir la pobreza que ahoga los barrios.

Puros cuentos: ejecución del Plan de Drenajes, sin que se sepa qué tan idóneos son los diseños en una ciudad que se acostumbró a obras sin diseños o al menos con diseños mediocres. Vecinos de El Socorro afirman que se pretenden ejecutar las obras de drenaje del barrio sin que Acuacar haya dado visto bueno a las intervenciones del acueducto y alcantarillado como es de ley. Así es todo.


 

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