La llegada del Coronavirus al país y a Cartagena, era inevitable, pero no podía entrar ni seguir entrando como pedro por su casa, en virtud de la ausencia de controles, pero ello, no puede ser óbice para enfrentar con eficacia el problema, tomando medidas emergentes, camino a realizar transformaciones trascendentales en la forma de actuar del Estado y de la sociedad.
Es necesario aprender a planear y decidir en los apremios, de suerte que se debe activar un plan que proteja a todo el personal de la salud, impedir la entrada de extranjeros provenientes en todos los puertos, hacer cumplir las reglas de prevención y contención, identificar, ubicar, evaluar y atender los foráneos estantes en el país, a los nacionales provenientes del exterior, al igual que a los casos sospechosos.
En ese orden, las medidas de orden nacional, regional y local, implican priorizar la vida, la atención en salud, en forma preventiva y correctiva, fortaleciendo el sistema desde las urgencias, hasta sus soluciones estructurales, empero sin caer en improvisaciones y protegiendo los derechos humanos fundamentales, económicos y sociales de todos, en el contexto y en el presente escenario.
Los límites a la interacción social, aislamiento masivo, sería prima facie, una medida profiláctica tendiente a prevenir la propagación del corona virus y la protección de la vida, pero estas decisiones deben ser cuidadosamente estudiadas, coordinadas y graduadas, de tal manera, que puedan garantizar mínimas garantías fundamentales, relacionadas con el derecho a la libertad en momentos de crisis.
El toque de queda y el quédense en casa, debe llevar consigo, la protección del derecho a la alimentación familiar, del trabajo de formal e informal, los ingresos de los trabajadores independientes, de la micro, pequeña, mediana y gran empresa. Es decir, debe ser el producto de una política Integral e inclusiva.
El coronavirus, no es la única emergencia que vive el país, será solucionada con la ayuda de Dios, con la actuación de acciones estatales eficaces y solidarias y si la sociedad asume sus responsabilidades, pero también, es el momento de comenzar a reducir otros virus pandémicos igualmente mortales, me refiero a la existente y progresiva inequidad e injusticia social reinante.
El Covid19 será superado, protección institucional y autoregulación son las claves, priorizando en los más débiles, a los de poquísimos ingresos, a quienes han condenado a la informalidad y al rebusque, producto del ejercicio de políticas públicas devastadoras. Ellos, deben ser atendidos, mediante donaciones, créditos e incentivos. El asunto es policivo, pero es más que policivo.
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