Columna


El triunfo de Petro

EDUARDO GARCÍA MARTÍNEZ

25 de junio de 2022 12:00 AM

Interpreto el triunfo de Gustavo Petro como expresión genuina del pueblo de Colombia, a favor de un cambio de todo lo que ha representado el régimen imperante en el país durante décadas, causante de tantas calamidades juntas, indolente, injusto e incapaz de reaccionar ante los mensajes que la población le enviaba desde lo más profundo de sus dolencias, para lograr los cambios que se requerían para vivir en paz, combatir la pobreza y concretar anhelos largamente represados. Es el comienzo de una nueva era.

Creo que el presidente Gustavo Petro le cumplirá al país y que su programa de gobierno se hará realidad para bien de los millones de colombianos que le dieron su voto, para quienes no lo hicieron y el resto de la población. Lo creo porque su deseo de cambiar este país es genuino y no promesas de última hora. Petro se preparó para ejercer como presidente y su triunfo no es una lotería, como lo fue para su antecesor Iván Duque. Es el resultado de una lucha persistente por recomponer la democracia, impulsar la justicia social y el desarrollo, destronar la corrupción y, en fin, hacer de Colombia un país diferente, incluyente y en paz. Esa lucha de años, tergiversada por sus malquerientes, le dio la fuerza suficiente para no amilanarse ante la calumnia, el matoneo mediático, la sorna y la amenaza constante contra su vida. Su lucha insurgente le templó el carácter, su acción política lo tornó severo e indulgente al tiempo.

Petro no es solo un intelectual estudioso de la realidad nacional, sino un líder capaz de poner a Colombia en un peldaño importante en la escala latinoamericana y mundial, con su decidida política de lucha contra el cambio climático, el tránsito hacia las energías limpias, la defensa de la paz, el agua y la vida, la postura ante el narcotráfico y las relaciones entre las naciones, que deben ser guiadas por la autodeterminación y el respeto, antes que por cualquier otra consideración.

El nuevo presidente de Colombia ha hecho un llamado entusiasta a sus compatriotas, para materializar un acuerdo nacional que una a los colombianos en la diversidad, a través de consensos. Petro es pragmático, no farsante, siempre tuvo en su cabeza la búsqueda del poder para lograr cambios fundamentales para el bienestar de los colombianos. Se espera una respuesta inteligente e igualmente pragmática de sus contradictores, para que ese acuerdo nacional no sea un saludo a la bandera, sino un real compromiso de país. Llegó la hora de las definiciones, no es bueno desbaratar las esperanzas de las mayorías oprimidas.

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