Hace unos 15.000 millones de años, partículas cargadas de energía, atrapadas quién sabe dónde, escaparon dramáticamente, generaron una gigantesca explosión y crearon el universo. Con esa imagen, el doctor Pebbles demostró que la materia visible es solo el 5% del universo, la materia oscura es el 25% y el 70 % restante es energía oscura. Esta última es la causa de la constante expansión del universo. Hace casi 25 años Mayor y Queloz descubrieron el primer planeta fuera del sistema solar (exoplaneta). Hoy se sabe que hay miles de millones. Estos tres investigadores ganaron el Nobel de Física por explicar los misterios del universo y por mostrarnos que el vecindario es mucho más grande que lo que creíamos. Goodenough, Whittingham y Yoshino ganaron el Nobel de Química por haber desarrollado, hace más de 20 años, las baterías de litio que nos dieron la capacidad de tener energía recargable para teléfonos celulares, computadores portátiles y vehículos eléctricos. Hicieron posible almacenar cantidades impresionantes de energía evitando el uso de combustibles fósiles. Desde entonces las baterías son cada vez más potentes, ligeras y resistentes generando una sociedad inalámbrica
2.000 millones de años atrás, unas bacterias produjeron oxígeno por primera vez en la tierra. Nuestras células son baterías productoras y almacenadoras de energía. Para eso requieren de oxígeno como combustible. Sin oxígeno las células producen muy poca energía y mueren rápidamente. El Nobel de Medicina fue concedido a Kaelin, Semenza y Ratcliffe quienes estudiaron la adaptación de las células a los cambios en los niveles de oxígeno. Ellos descubrieron los mecanismos de adaptación de las células ante la falta de oxígeno para seguir con vida y que, además, podrían ayudar a suprimir el crecimiento del cáncer. Toda una maquinaria genética y energética que es capaz de percibir la cantidad de oxígeno disponible y según ello regular el metabolismo celular. Esto incluye la sustancia que criminalmente manipulan los ciclistas (eritropoyetina).
Tal vez no ha habido nadie más hambriento de conocimiento que Fausto, a quien el hambre de ese conocimiento material lo llevó al desmedro moral por el despeñadero espiritual. Leyenda o realidad, la historia de Fausto fue plasmada magistralmente por Goethe. Este año los premios nobel han generado conocimiento sobre la importancia de la energía en la vida y el universo pero han cuestionado la existencia de Dios. Creo que tal conocimiento no afectará la fe de miles de millones de personas en la existencia de un ser superior. Sin embargo, sería ideal no crear seres supremos como bastón de nuestras debilidades ni como amenaza para hacer el bien. Claro, siempre habrá necesidad de más energía, luz y conocimiento. Ya lo dijo Goethe al final de su vida: “Luz más luz”.
*Profesor Universidad de Cartagena.
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