Columna


Enfrentar la pobreza

RAÚL PANIAGUA BEDOYA

13 de diciembre de 2021 12:00 AM

El pasado jueves 9 de este mes el Concejo de Cartagena aprobó tres proyectos de acuerdo. Uno de ellos, el 099 “Por el cual se modifica el Acuerdo 003 de abril 23 de 2007 y se adiciona el día 1 de noviembre de cada año, como el Día de la Alimentación de Niños, Niñas y Adolescentes en el Distrito”.

El acuerdo del 2007 establecía el 1 de noviembre como el Día de Rescate de Tradiciones y se les asignaba a varias dependencias la labor de rescate y celebración de Ángeles Somos. Ahora, con este acuerdo se establecen otras metas y compromisos, como es garantizar la “seguridad alimentaria de niños, niñas y adolescentes en el distrito, para que ese día todos ellos tengan una alimentación completa y suficiente, bajo el enfoque del derecho humano a una alimentación nutritiva y en condiciones de suficiencia y oportunidad”.

El viernes 10, el Concejo adopta el acuerdo por el cual se aprueba el presupuesto del distrito para la vigencia del año 2022, por un monto de 2 billones 192 mil 238 millones de pesos, recursos con los cuales, según la secretaria de Hacienda, se podrá disponer de “la inversión necesaria para cerrar las brechas históricas de desigualdad y dinamizar la economía local”.

Para quienes pensamos que la ciudad puede cambiar positivamente, tener mayores impactos en enfrentar la pobreza y en especial la pobreza extrema, atender la alimentación de niños, niñas y adolescentes bajo el criterio de ser un derecho humano fundamental de atención prioritaria y sin dilaciones ni esguinces, estos dos acuerdos los concebimos como una herramienta fundamental para la gestión desde la administración.

Pero también pensamos que el Acuerdo 099 por sí solo no es suficiente. Ahora se impone una condición elemental en la que se debe dar muestras de sensatez, coherencia y humildad, como es el reconocer que la administración sola no podrá lograr las metas que hay inmersas en ese acuerdo. Por lo tanto, se hace urgente una labor de convocatoria, concertación y de acuerdos con instituciones públicas de orden nacional y local, como ICBF y Mineducación, con organismos internacionales de cooperación como FAO, Unicef, PMA y con una amplia gama de entidades locales con experiencia, capacidades y voluntades, como por ejemplo el Banco de Alimentos de la Arquidiócesis y un buen número de fundaciones y corporaciones, que tienen entre sus objetivos misionales atender a la infancia.

Hoy se dispone de los instrumentos tecnológicos y de georreferenciación para saber con precisión dónde están esos niños y niñas con mayores carencias y necesidades, hoy se tienen las herramientas para llegar a ellos, a través de sus barrios, escuelas, padres o madres. Lo que falta y eso es lo que esperamos, es la voluntad política desde la administración para empezar a hacer efectivo el sueño de que ningún niño se acueste sin comer adecuadamente ningún día.

*Sociólogo.

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