Columna


Enrique con Rosalbina

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

11 de julio de 2020 12:00 AM

El pasado primero de julio murió en Santa Marta, a sus 94 años, la señora Rosalbina Serrano De Oro, quien había sido la esposa del juglar guajiro Luis Enrique Martínez, más conocido como “El pollo vallenato” y uno de los primeros reyes que tuvo el “Festival de la Leyenda Vallenata”, de la ciudad de Valledupar.

Me impactó la noticia por dos razones: la primera tiene que ver con que Rosalbina era bolivarense, más exactamente de Nervití, a orillas del río Magdalena; y la segunda, consiste en que su nombre hace parte de uno de los paseos vallenatos más hermosos que se han compuesto en todas las épocas de esa música vernácula: “Las bodas de plata”.

La compuso el también finado Armando Zabaleta Guevara; y, si la escuchamos bien y aceptamos que el vallenato fue, un sus primeros tiempos, una especie de periódico sonoro, nos daremos cuenta de que ese paseo vallenato es también una auténtica página social, que casi no necesitaría de fotografías, porque el narrador lo describe todo.

Según Zabaleta, en esa fiesta bonita sonaron todos los acordeones; y, en efecto, hicieron presencia personajes de la talla de Juancho Polo Valencia, Andrés Landero, Pacho Rada y sus hijos, además de afamados compositores como Tobías Enrique Pumarejo, Fredy Molina y Adolfo Pacheco.

De este último, una de las fotografías de la crónica informa que de San Jacinto (Bolívar) llevó una hamaca, pa’ que se mezan en su casa Enrique con Rosalbina. La fiesta se organizó el 8 de abril 1972, con ceremonia religiosa incluida y una enramada enorme de la cual se bajaba un conjunto y subía otro, en una parranda que duró la semana completa, debido a que todos los días aparecía gente proveniente de diferentes sectores de la Región Caribe.

Tomando en cuenta esto último, al maestro Zabaleta le sobraron razones para afirmar que Luis Enrique y Rosalbina estaban obligados a recordar por siempre ese día sagrado, “mientras existan en la vida, porque lo que es apreciado, compadre, eso nunca se olvida”.

De acuerdo con el cronista Álvaro Rojano, quien logró entrevistar a Rosalbina en sus últimos años, lo que ella más recordaba de sus bodas de plata fue que corrieron muchos ríos de ron, gracias a que un compadre de Luis Enrique, quien fungía como químico de la Industria Licorera del Magdalena, le regaló tres toneles de Ron Centenario, que los bebedores resistieron por las continuas comidas que se preparaban con las vacas que regalaron Tobías Enrique Pumarejo y su hermano Tito.

Ya para entonces, Luis Enrique había recaudado el prestigio de ser un parrandero tan fuerte que se ganaba vacas, aportando con sus amigos ganaderos, a ver quién aguantaba más ron.

*Periodista.

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