Columna


Hechos y no dichos sobre el narcotráfico

RAFAEL NIETO LOAIZA

26 de septiembre de 2021 12:00 AM

Se sostiene que la lucha contra el narcotráfico fracasó en Colombia. Hechos: cuando en el 2001 se iniciaron las mediciones de Naciones Unidas, teníamos 137 mil hectáreas de coca. Para el 2013 eran 48 mil ha y 290 tn. Dejamos de ser el principal productor de coca en el mundo. Sin embargo, en el 2014 se firma el pacto con las Farc sobre narcotráfico y se abandona la estrategia que venía implementándose con éxito. Este gobierno no ha cambiado nada sustantivo. Como consecuencia, el año pasado teníamos 143 mil ha y se produjeron 1.228 tn, 3 veces más coca y 4.2 veces más cocaína que antes del acuerdo. En realidad lo que resultó un fiasco es el “histórico nuevo enfoque” que vendió Santos.

Se sostiene que la legalización es el camino para acabar el negocio. Es pensar con el deseo. Hechos: en Estados Unidos, Europa, Rusia o China, la legalización de la cocaína no es siquiera objeto de debate. Y una “legalización” unilateral por parte nuestra nos convertiría en parias y su costo sería impagable.

Se sostiene que el glifosato daña el medioambiente y causa cáncer y que, por tanto, no debería usarse para erradicar la coca. Hechos: las autoridades medioambientales y de salud pública de EE. UU., Europa y Japón, entre otros, han dicho y repetido que, usado de la manera adecuada, no es carcinogénico ni genotóxico. Por eso el glifosato sigue siendo el herbicida más usado en el mundo.

Se sostiene, por parte de la Corte Constitucional, que, en virtud del principio de precaución, había que suspender la aspersión aérea de coca con glifosato. Se basa en que la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer clasificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Hechos: la Agencia no hizo distinción alguna sobre el mecanismo para aplicar el glifosato ni dijo una palabra sobre los productos sobre los cuales se usa. Solo el 4.5% del glifosato que se usa en nuestro país se aplica sobre la coca. El 95.5% se usa en productos lícitos tanto mediante aspersión aérea como con tractor y bomba espaldera.

Se sostiene que haciendo lo que se hace contra el narcotráfico desde 2014 es posible superar la espiral de violencia en que vivimos. Hechos: entre disidentes y reincidentes sumaban 4.600 hombres a mediados del 2020; a junio de este año se habían cometido 6.220 homicidios y con certeza en el 2021 tendremos más asesinatos que los 11.535 del 2015, año previo a la firma del pacto con las Farc. En otras palabras, hoy la violencia homicida es mayor que antes del acuerdo con las Farc y, sin duda, al menos una parte importante tiene su origen en el narcotráfico.

Conclusión: no lograremos frenar la espiral de violencia ni tendremos una Colombia sin crimen si no le rompemos el espinazo al narcotráfico. Y no lo lograremos si nos olvidamos de los hechos.

*Abogado y analista político.

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