En el marco del programa Bibliosierra, la campaña para la entrega de libros a bibliotecas rurales de la Sierra Nevada de Santa Marta, tuve la oportunidad de brindar un curso taller a un grupo de 70 personas del municipio de Pueblo Bello, tierra Arhuaca. Ante un atento auditorio, discutimos varios temas, entre ellos el de disrupción endocrina. Al final de esta charla, una madre consternada menciona que, en la gran mayoría de hogares infantiles, las sopas y bebidas calientes son servidas en platos y vasos de plástico, y muchos de ellos, puntualizó, ya están blancos de tanto uso.
En los sitios de atención a bebés o escuelas de cualquier tipo, el escenario es el mismo. Nuestros niños ingieren bebidas calientes en recipientes de plástico, como una práctica aceptada y avalada por las autoridades de salud y educación.
En primer lugar, repito una y otra vez, existe abundante literatura científica que relaciona diversidad de enfermedades con la exposición a aditivos presentes en los recipientes de plástico, los cuales son liberados a los alimentos con la temperatura, tales como bisfenol A (BPA) y ftalatos. Estos químicos funcionan como hormonas, y entre los problemas a la salud asociados con estos tóxicos están la obesidad, diabetes, cáncer, pubertad precoz, aparición de ovarios poliquísticos, afectaciones de tiroides, y alteraciones de comportamiento, entre muchas otros.
Lo macabro de todo esto no es precisamente la exposición permanente de nuestros niños a este tipo de xenobióticos, sino el silencio cómplice de las autoridades y la falta de acciones concretas para corregir el problema. Hoy el tema es tan doméstico qué, desde el portero del edificio del Ministerio de Salud, hasta el ministro mismo, saben o han escuchado los peligros asociados con estas prácticas. Lo anterior sin mencionar las alcaldías y gobernaciones, que cuentan con cientos, sino miles de funcionarios con acceso mínimo a Internet o redes sociales.
Si usted lector puede, por favor haga llegar un kit de utensilios para alimentación, hecho de acero inoxidable, a cualquier jardín u hogar infantil de su vecindario en donde aún utilicen platos plásticos. Con su ejemplo, no solo está generando mayores probabilidades de éxito en el futuro de un colombiano, también está disminuyendo la pobreza, apoyando la formación de jóvenes inteligentes y sanos, con menor capacidad de ser corrompidos, y sobre todo, haciendo lo que pocos políticos hacen, brindar oportunidades de desarrollo a nuestros niños.
*Profesor
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