Las epidemias son milenarias, la humanidad ha resistido muchísimas, y la creatividad humana junto a la voluntad de querer un mejor bienestar ha logrado sobreponerse a todas, pero a un costo material y en vidas muy alto. Entonces ¿dónde está lo inédito?
La forma.
Nunca fuimos tantos y tan interconectados que todos opinamos de todo al mismo tiempo ante una amenaza. Parecemos entrenador de la selección de fútbol de Colombia. La pandemia existe, es real y nos está atacando.
Un virus de alta transmisibilidad y de baja virulencia pero que si el huésped no está preparado lo acaba o lo enferma gravemente. Así parece ser también con la economía, si no estamos preparados, nos lleva a una depresión económica.
En 100 años pasamos a ser 5 veces la población de hace 2 siglos atrás. Si a eso le añadimos los cambios de vida como son los viajes frecuentes permanentemente, a pesar de tener que pedir visas no hay fronteras. Cartagena es puerto y es destino turístico, somos una diana del turismo, por lo tanto, debemos diseñar un sistema para estar preparados cualquiera sea la eventualidad.
El subregistro hotelero y de informalidad son focos de contaminación.
¿Que nos enseña esto? Hacer un alto en el camino, no lo hicimos voluntariamente pues la naturaleza nos dijo: ¡Para!
Aquí me detengo para hacer la primera de muchas reflexiones que me han estado dando vuelta en la cabeza. El agua. Resulta que debemos lavarnos y bañarnos más seguido pero el vital oro del presente, el agua, está escaso. La demanda se acerca al infinito y la oferta se está secando.
No necesito ser Greta para reaccionar, debemos realmente parar, pensar y preguntarnos si ¿esto es lo que le vamos a dejar a las futuras generaciones?
Son muchas más las consideraciones como: la pobreza que duele, salud, ecosistema, movilidad, abastecimiento, seguridad, infraestructura, educación y cultura.
Las nuevas formas de trabajar. En fin, son muchas las consideraciones, pero hoy para ser solidarios con todos, cada uno debe hacer lo que le corresponde como lo dijo Alejandro Magno.
Hoy quedémonos en casa. No son cuarenta dias, son quince, pero esos quince días nos van a permitir mitigar el impacto. Creo que se han tomado las medidas que son, pero no podemos bajar la guardia.
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