Cuando leo que en Playa Blanca ha habido picos de hasta doce mil visitantes, me tiembla el pulso y comienzo a pensar como productor de cine. Hagamos cuentas: primero en transporte si la mitad fueron en buses de 50 pasajeros serían unos 120 buses, si en cada carro se transportaran 4 personas serían 1.200 vehículos, ¿dónde hay parqueo para tanta gente? ¿qué impacto ambiental causa esta invasión de alíenos en un entorno tan vulnerable como es Playa Blanca? Los desarrollistas a ultranza que promovieron la construcción del puente se encontraron frente al monstruo despiadado que es el turismo de masa. Pero sigamos con la cuenta, si cada turista tomara una sola botella de agua serían doce mil botellas, una montaña de plástico que no sabemos dónde va a terminar, cerveza mínimo 4.000, una montaña de latas, mínimo 800 kilos de pescado y unos 100 galones de manteca, una montaña de plátanos y ¿dónde termina la manteca usada? ¡Averígualo Vargas!
Pero ahora viene lo peor que es la situación sanitaria, la orinada es fácil en el mar, pero ¿y lo otro? ¿dónde defecan 1.200 personas? Me perdonan, pero tengo un amor especial por este sitio bendito de Dios, una de las películas más importantes y taquillera de la pareja de Bud Spencer y Terence Hill tuvo como escenario la Playa Blanca de hace 40 años. ‘Los dos misioneros’, una súper producción de Goffredo Lombardo Mogol, de la Titanus de Cinecitta y Dino de Laurentis, directamente de Hollywood, que se unieron por primera vez para producir esta historia de dos misioneros jesuitas que se enfrentan a los conquistadores de la leyenda negra y al mismo Vaticano para defender a los indios.
Cuando con Bud Spencer pisamos por primera vez la arena blanquísima de Playa Blanca, lo único que se oyó fue un “¡Madonna!” del gordo, extasiado por la intocada belleza natural. Tardamos un rato para emplazar las cámaras, porque cada ángulo era el mejor, la playa desierta, las palmeras ondeantes, la brisita amanecida, el promontorio de la casa de don Julio Mario y al noreste puro mar para llegar al actual Decameron. La escena quedó espectacular y está en la película dirigida por Franco Rossi. Una gran diferencia con la película de terror que se está produciendo cada domingo y cada temporada, donde el protagonista es un entorno frágil y vulnerable, y el antagonista es un ejército de alienígenas que atacan sin piedad e invaden con sus máquinas humeantes un lugar especial de la naturaleza que nadie defiende, que muchos explotan. Por eso, la decisión de cerrar por un par de semanas a Playa Blanca es una decisión acertada para arreglar las cargas, para organizar parqueaderos, para entrenar el personal que atiende a los turistas, para sobre todo defender este entorno maravilloso de esta, una de las playa más bellas del Caribe.
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