Este título que no es al azar, tiene más de fondo que de jornada porque debemos indagar más en las medidas a seguir y en los procedimientos para evitar el arrojar basura en cualquier lugar de agua, de tierra, de aire, de lo menos pensado. Es cierto que a la casa hay que hacerle mantenimiento permanente para tenerla en buen estado, pero lo inadmisible es que se convierta en un botadero de lo que sea para luego echarle la mano y de esa manera tener un lugar en condiciones dignas para el planeta. Perros muertos, colchones, baterías de baño, chanclas, botellas, pañales, bolsas, tapas, palitos de colombinas, cajas de icopor y una lista extensa de chécheres y cachivaches que superan la condición humana y nos ahoga diariamente a pesar de los llamados, de las fundaciones para salvar el planeta, de las recomendaciones de no arrojar basura, de las llamadas jornadas de limpieza. ¿Cuánto le cuesta al planeta y al medioambiente una cucharita plástica que tiremos a la tiña? ¿Cuáles son las consecuencias que todos estamos afrontando de manera peligrosa para la salud y aún seguimos indiferentes? ¿Dónde está radicando la falla, el problema grueso y el desastre mismo? Todos tienen una excusa para volver a la ciudad un excusado público, todos tienen un culpable a quien señalan sin piedad, deslindando la responsabilidad personal y metiendo como siempre la frase: “Hay demasiada pobreza”, frase que jamás discuto porque es una realidad muy dura que aqueja a la ciudad, sin embargo, pobreza no es sinónimo de porquería, porque de hecho conocemos situaciones difíciles en familias y se organizan para no sentir los arañazos de su condición. Tremendas protestas, por ejemplo, con los cierres preventivos en Playa Blanca, arrumados en jaurías para hacer valer sus derechos, volvemos al discurso: ¿y cuáles son las medidas que se están tomando para no estrangular la zona? Mientras no exista la sanción real para cualquiera, turista, nativo, transeúnte, algo púnico pero real, seguiremos de jornadas en jornadas, de bloqueos en bloqueos y con la basura hasta el cuello, porque comprobado está que las personas funcionan en el juego de premio y castigo o viceversa y es muy triste hablar así, pero si no hay sanción, este artículo será vigente por siempre y en cualquier momento de la historia. ¿Es la falta de educación, de pertenencia? ¿Son los servicios públicos? ¿Es la indiferencia de la autoridad? ¿Es la gente?, ahora bien, si somos todos, entonces debemos actuar unidos.
En todo mi recorrido por los barrios, avenida Pedro de Heredia, etc., hay botaderos en cada esquina, montañas de basura, bolsas descuartizadas por los animales y personas buscando cosas y dejan todo a la intemperie y la basura vuela y vuela y los olores malos olores ambientan el entorno, busquemos soluciones no culpables. Es urgente.
*Escritora.
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