En noviembre de 2021 pude ingresar a la Cárcel Distrital de Mujeres a entrevistar a la exalcaldesa Judith Pinedo, a donde había sido llevada desde abril, cuando injustamente fue condenada por el Tribunal Superior de Bolívar a 12 años y cinco meses de prisión por la venta de un lote baldío a una firma hotelera en las playas de Cartagena, tras la denuncia del entonces concejal y hoy nuevamente aspirante a la Alcaldía, William García Tirado.
La Mariamulata estaba encerrada pero no su imaginación y capacidad de liderazgo: puso a volar a una decena de mujeres más a través de la lectura con una biblioteca que pudo gestionar con la ayuda de personas y empresas que donaron libros. Muchas de ellas, ahora emprendedoras porque también las impulsó a aprender de artesanías, decían sentirse por fin libres.
Entre lágrimas y aplausos la despidieron cuando la trasladaron al Batallón 12 de la Armada Nacional. Allí, desde la ventana, podía ver más de cerca su casa en Manga; tan cerca, pero tan lejos: su esposo, Arturo Zea, -me contó su hermana Eulalia-, le regaló unos binoculares con la ilusión de que esas miradas de amor y esperanza traspasaran las embarcaciones y se reencontraran antes de que el sol se despidiera.
Fueron 2 años prácticamente (desde el 20 de abril de 2021 hasta el 16 de marzo de 2023) en los que lograron tenerla enjaulada. Sin embargo, el jueves pasado, un séquito de seguidores, entre familiares y amigos, vieron desplegar sus alas mientras entonaban el himno de Cartagena.
De la mano de Arturo y su hija María José, salió victoriosa colgando en su camiseta una lista de nombres de líderes afro (“Biohó, líder que rompió las cadenas; el almirante Padilla, guerrero de la libertad; los poetas Artel y Obeso. Zapata Olivella, inmenso novelista. Y el único presidente afro de Colombia, JJ Nieto. La sangre afro. La resistencia de la raza negra. Con ellos recobró su libertad Mariamulata”, resumió bien el periodista Vicente Arcieri).
No solo en el mes de la mujer, sino que “coincidió con la fecha de la muerte de Benkos Biohó, 16 de marzo de 1621”, recordó Arturo.
“Dentro o fuera seguimos luchando por Cartagena”, ese fue el último grito que le habíamos escuchado a Judith Pinedo, un 23 de octubre de 2021, desde una ventana de la cárcel y con sus dedos en señal de victoria mientras saludaba a las personas que pedían su libertad.
Ya desde afuera, un par de años después, luego de que la Corte Suprema de Justicia la absolviera y revocara la condena que había sido dictada en su contra, la primera en abrazar a la Mariamulata fue una señora que llegó desde Loma Fresca con una paloma que juntas pusieron a volar. “La tenían encerrada por envidia”, dijo con euforia.
La justicia tardó en llegar, Rafa Vergara (q. e. p. d.) no pudo abrazar a Judith, pero sin duda, desde donde está, celebra, porque sabe que la política en Cartagena necesita con urgencia la experiencia y honradez de personas como ella y Vivian Eljaiek. Lea aquí: Desde adentro de la cárcel con Judith Pinedo
*Periodista. Magíster en Comunicación. Twitter: @javieramoz