Columna


La alcaldía es otro más

MIGUEL YANCES PEÑA

09 de abril de 2018 12:00 AM

Se inició el traslado de la alcaldía al edificio Portus en Manga, frente a la DIAN. Las razones expuestas hablan de riesgos de derrumbe de los techos (vigas en mal estado) del Salón Vicente, aledaño al despacho del alcalde.

Al respecto, recordaba en una columna, que Nicolás Curi, ya en las postrimerías de su última administración, presentó la maqueta de lo que sería el Centro de Administración pública en el sector de Bazurto, que serviría para descongestionar el Centro Histórico, porque detrás de la administración pública se irían las oficinas de apoyo y control, las de abogados, notarías, y demás.

Esa solución -decía entonces- fue adoptada en Medellín: el centro administrativo La Alpujarra se construyó en el antiguo mercado público que era un nicho de putrefacción, ratas y prostitución (como el de aquí) y hoy en día es de mostrar. Sin embargo, en un proceso caricaturesco de democracia (similar al del túnel), la alcaldesa “consensuó” con habitantes del barrio Martínez Martelo, que no se haría la ciudadela; que en su lugar recuperaría el mercado público, porque dijo, entre otras, se afectaba la viabilidad financiera de Transcaribe. Mientras que el excandidato presidencial que tanto se inmiscuyó por la época en los temas urbanísticos de la ciudad, hablaba de gentrificación y otras trabas.

Otros ciudadanos, entre los que está un reconocido y apreciado arquitecto, se opusieron, no a la idea, sino al sitio escogido, porque está en la parte más angosta de la ciudad y es paso obligado para llegar al Centro desde los barrios más populosos. En otras palabras, porque ahí se forma un cuello de botella vehicular. Si bien esa apreciación es cierta -escribí en esa época- pues la zona está estrangulada por el Cerro de La Popa, por un lado, y la Ciénaga de Las Quintas por el otro, también es cierto, primero, que el cuello de botella es crítico cuando hay que cruzarlo, no cuando se termina en él, y gran parte de las personas que van al Centro lo hacen para atender asuntos que tienen que ver con la administración pública. Y segundo, que en ese sitio confluyen cinco vías: la Pedro de Heredia, la de El Lago, la Crisanto Luque, la Pedro Romero y la de la Esperanza, lo cual le da mucha movilidad.

Han pasado 10 años y nada se ha hecho. La idea toma importancia a raíz del traslado temporal (¿?) de la alcaldía a Manga: barrio residencial al que ya han sido trasladadas varias oficinas públicas, al parecer, sin ningún otro criterio que tenerlas cerca de las residencias de los funcionarios sin importar qué tan lejos de los usuarios, o favorecer al propietario del inmueble.

A pesar de ser ruta preferida de muchísimos vehículos, el barrio carece de vías y puentes; se densifica aceleradamente; surgen megaedificios y negocios por todos lados sin zonas de parqueo; nadie utiliza los pocos públicos que se han construido, porque la autoridad es tolerante con la anarquía; y han convertido las vías en garajes privados que defienden como tal; entre muchos problemas más.

Manga tiene todos los males posibles en movilidad. ¡La alcaldía es otro más!

*Ing. Electrónico, MBA

movilyances@gmail.com

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