Tal vez es mi sesgo cerebral, pero todas las noticias que escucho o leo del Concejo Distrital están relacionadas con pocas cosas, presupuesto, apertura o cierre de sesiones, e intrigas convertidas en control político. Y es que no puede esperarse nada excepcional de una institución sin visión. La que aparece en la página web dice “posicionar al Concejo Distrital de Cartagena de Indias, como una corporación moderna y eficiente en su función coadministrativa, en aras del ejercicio democrático, del control social y político”. ¿Acaso es una institución obsoleta y sin eficiencia? He visto visiones ridículas en otras instituciones, pero esta es campeona.
Cartagena, una nebulosa colmada de estrellas con destellos permanentes de necesidades básicas insatisfechas, requiere que todos sus concejales tengan una alegría gigante en torno a su oficio, y actúen al menos en representación de ese grupo que los eligió para cambiar la realidad de su aldea, y si eso no es posible, al menos intentarlo con esfuerzo es lo mínimo a esperar. Todos los días, cuando entro en contacto con la jungla urbana, observo lo mismo de siempre. ¿Acaso ellos están mirando a una ciudad diferente? Todo no podrán cambiarlo, pero hay cosas que pueden ser intervenidas con creatividad, trabajo y el convencimiento de no ser una figura sin impacto positivo alguno sobre los demás.
Ejemplos entre el mar de posibilidades están acuerdos para programa de comedores comunitarios permanentes en barrios de hambre, mejorar las condiciones sanitarias y de seguridad en la ciudad, con énfasis alrededor de los colegios, prevenir que los niños estén expuestos a ruido, maltrato infantil o abuso, controlar el embarazo adolescente, intervenir y prevenir el alcoholismo y la drogadicción en los jóvenes, premiar a los mejores bachilleres, castigar a los que arrojan basura o escombros en la calle o en cualquier parte, arborizar la ciudad, cuidar los humedales y el manglar, en fin, necesitaría cien columnas para terminar. Pero seamos realistas, no somos multitarea y con una o dos cositas que hagamos, bien hechas, nos permitirá seguir avanzando.
No debe haber mayor alegría que sentir estar haciendo el bien por personas con necesidades, por el pueblo que los vio nacer, esta es una oportunidad de lujo para nuestros concejales. Los que estamos en la barrera debemos participar ayudando, pero también exigiendo, cambiemos los titulares, que resalte la actitud de servicio, el alto desempeño y la solidaridad.
*Profesor.
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