Visitados por la invicta picaron adelante Óscar Collazos y Alberto Abello, amigos que me antecedieron en esta ventana semanal. Sea una ocasión para invitar a recordarlos.
Retomo con indignación y amor el quehacer de la palabra. Mi sentimiento está en el resguardo Indígena Emberá Chamí. Acompaño el luto de las 14 comunidades DoKabu que se asientan en corregimientos de Pueblo Rico, Risaralda. Allí, en el de Santa Cecilia un crimen de violencia sexual motivó al cabildo gobernador, Juan de Dios Queragama, a ordenar en el resguardo el cierre de fronteras a la infamia, al atropello de la inocencia y a la confianza en el Ejército de Colombia.
Lo impensable sucedió el 21 de junio en la noche, cuando 7 integrantes del pelotón Buitre de la Octava Brigada, soldados de entre 18 a 21 años, aprovechando la inocencia y fragilidad de una niña de 11, se la llevaron, la retuvieron 15 horas y la violaron 6 de los 7 desquiciados. El que no participó calló. Vejada y herida en sus esencias, la niña Emberá fue amenazada de muerte si hablaba.
Pero no calló, del llanto desconsolado en el encuentro, pasó en familia a llenarse de valor, contó en kativo las aberraciones padecidas. Ante la afrenta y con ella al frente, el gobernador Juan de Dios, Maximiliano Queragama de la guardia indígena, la comunidad y la dignidad como escudo, exigieron en el cuartel justicia, reconocer a los violadores y salir de su territorio. La niña señaló a 3 y el sargento jefe del pelotón además de identificar a los otros 4 activó a la Fiscalía y la Policía, quienes la entregaron al ICBF donde la protegen y tratan.
Escándalo nacional, la denuncia escaló al presidente, ministerio de Defensa, comandante del Ejército, que en su excusa ante la comunidad lo calificó como un “crimen atroz”. De aplaudir que la Fiscalía en horas, recogió pruebas, capturó, formuló cargos y ante el juez los culpables aceptaron la acusación de acceso carnal “abusivo”. Expulsados del Ejército, el juez los envió a una guarnición mientras sentencia.
Los Emberá desconfían y solicitan aplicar su justicia: cepos, latigazos y purificación.
Estimula comprobar que cuando la opinión pesa la justicia es pronta y contundente. Pero hay que hacer precisiones. Sin poder estrenar la ley de prisión perpetua a violadores, hay repulsa y me sumo a ella ante la calificación del delito como acceso “abusivo” y no violento. No es un simple matiz como afirmó el fiscal, ni de los años de condena. Desvalorizar la violencia ofende a la víctima, una niña raptada. Tocarla es violencia. Grave imaginar consentimiento o un posible falso positivo, como dijo la senadora Cabal. Se requiere enfoque de género y tener certeza que con la ausencia de lo violento no busquen beneficios o que el proceso lo liquiden con nulidades, audiencias de “aplazación” y vencimiento de términos.
*Abogado ambientalista y comunicador.
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