Columna


La dirigencia comunal nuevamente de luto

ALCIDES ARRIETA MEZA

14 de octubre de 2017 12:00 AM

El presidente de la Junta de  Acción Comunal del sector 3 de junio, en el barrio Nelson Mandela, José Luis García, fue vilmente asesinado, él, creyó, como muchos de nosotros que las normas constitucionales, que ordenan proteger la inviolabilidad  del derecho  a la vida  y a las  autoridades  salvaguardarlos, era una realidad, por  eso, pese a los riesgos de su altruista y humástica labor, prosiguió, encontrando la muerte. 

José  Luis García, como  muchos  ciudadanos, tal  vez, no se percató que la seguridad en nuestro país es selectiva y excluyente, porque en muchos casos, está  reservada para algunos personajes, que he llamado, ratas de cuello blanco, corresponsables del  actual estado de cosas.   

La inseguridad en Cartagena no tiene hora, ni día, es amenaza en el territorio, en los sectores populares , es mortalmente habitual,  objeto del sensacionalismo  informativo, pero, ni  aún así,  ha logrado sensibilizar a  las autoridades. 

La  indiferencia  estatal, considera a los ciudadanos de  a pie, los don nadie, los ninguneados, seres,  que  parece, no  mereceríamos de parte de ellos, acciones  preventivas protectoras, de la vida, de la integridad  personal,  y de la  propiedad. Esto, por cuanto, el comportamiento del  Estado, es negligentemente tardió, cuando llega, si es que  llega, aparece a realizar el levantamiento del  cadáver.  Entonces, los  criminales, han consumado sus propósitos. 

La inseguridad es el resultado de múltiples causas, ausencia de Estado, pobreza, falta  de oportunidades, destrucción y disfuncionalidad familiar, pérdida de valores morales, por ello, la delincuencia  común, la delincuencia organizada, el sicariato, el hurto, raponazo, y la intolerancia  social, son fenómenos persistentes, aumentan  geométricamente, porque  no hay  políticas eficaces. Estamos en manos del  hampa, de la ley  del sálvese quíen pueda, si es que se puede. 

Esta, ha sido la realidad  que a diario se vive en la ciudad de Cartagena, en donde  sus  autoridades, ante  el avance  del crimen,  suelen acudir a hipócritas  discursos,  detrás  de  los cuales, intentan  esconder  sus  inconmovibles  incompetencias. 

La muerte del líder comunal, José Luis García, como era  obvio, activó  las voces naturales de las lamentaciones burocráticas, que de seguro, me imagino acudirán al mediático y bullicioso expediente  de los consejos de seguridad, estos también  ineficaces.  

Con todo el fenómeno es superable, requiere  de  un proceso, de políticas integrales, pero  también medidas extraordinarias, como la declaratoria de los estados de excepción, para proferir  medidas  excepcionales  de policía. Ahora, en el entretanto, es necesario fortalecer la  inteligencia  judicial,  desarmar a los  delincuentes, hacer la presencia policiva, patrullajes permanentes, controles múltiples, entre otras  acciones.

La seguridad de Cartagena necesita de medidas urgentes, de un gran liderazgo estratégico, que vinculen a la sociedad, a los gremios económicos, al empresariado, a las organizaciones sociales todas, y a la institucionalidad en su conjunto.

La seguridad integral, debería invadir la agenda pública, ello, significaría, la creación de “una gama de condiciones en las cuales la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de las personas, en particular de las más vulnerables, incluyan la promoción de sistemas políticos, sociales, económicos, ambientales, militares y culturales que juntos, proporcionen a las personas los elementos básicos para alcanzar la paz, el desarrollo y el progreso humano”, afirma la ONU.

ADENDA. Respaldo a la comunidad de La Troncal por la defensa de los bienes públicos, y al alcalde encargado, Sergio Londoño Zurek, por la defensa del bien comunitario.

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