“El tiempo de Dios es preciso”, dijo un líder campesino, hijo ambiental del papa Francisco y la encíclica Laudato Si, en la Cumbre Ambiental en Bogotá entre el 18 y 19 de julio.
Apoyados por las universidades Tadeo Lozano y Central los más de 700 participantes, representantes de organizaciones de base, de diferente o igual origen ideológico, en democracia compartimos saberes y prácticas. Ese cruce de energías entre el veterano y nuevo ambientalismo, el reconocer al otro u otra, integrar luchas, victorias y derrotas, evidenció, como dino Manuel Rodríguez, un sentimiento unificador: “La ética de los defensores de la Casa Común”, y el derecho constitucional a participar en la edificación de nuestro destino. De la esencia, lo ambiental es ser sujeto activo en las decisiones que afectan a nosotros, los recursos naturales, el territorio y el futuro de la Nación. La unidad en la diversidad, signo de nuestro ambientalismo, condujo la Cumbre a que asumidos como hijas e hijos de la naturaleza, seres de pensamiento y acción continuemos siendo parte activa del movimiento Defensores de la Paz y nos caracterice el respeto a la legalidad y exigentes de su cumplimiento. Estuvieron líderes sociales, algunos de ellos ambientalistas, y se repudió, entre otras, las amenazas y el atentado a la líder Francia Márquez.
En un ambiente fraternal no exento de discusiones, se desarrollaron 70 mesas de trabajo y 16 conferencias magistrales de expertos y padres del ambientalismo, que dejaron claro la necesidad de multiplicar las acciones remediadoras.
Se analizó que por rebasar los límites y destrozar con la producción voraz la capacidad resiliente de la naturaleza –como afirma Ralf Vetterle-, el calentamiento que vivimos es de intensidad inusual y afecta al 98% del planeta al mismo tiempo, lo que en 2 milenios nunca había sucedido.
Con 1 millón de especies en peligro de extinción, un 53% de los ecosistemas naturales afectados y las aguas infectadas de contaminación, la Cumbre, como afirma Manuel Rodríguez Becerra, -a quien tanto debemos- compartió que “estos fenómenos de origen humano están interconectados con diferentes problemas socioambientales, entre otros: el empobrecimiento de los suelos, la deforestación del bosque tropical, el aumento de la escasez del agua, la contaminación del aire, causa de la muerte de más de 7 millones de personas, insostenibles patrones de producción y consumo y disfuncionales procesos de desarrollo de las ciudades en relación de la casa común”.
Se analizaron la deforestación, el fracking cuyas pruebas fueron suspendidas por el Consejo de Estado, y también el posible y cuestionable uso de glifosato. El papel de la Cortes en las declaraciones de la Naturaleza como sujeto de derechos en los casos de la Amazonía, el Cauca y el río Atrato.
Acordado con el líder Carlos Fonseca, los mares y costas, lo que sucede en estas orillas, serán tratados en la cumbre a realizarse en estos territorios donde el ambientalismo protector crece y se expresa.
*Abogado ambientalista y comunicador.
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