Columna


La huella ecológica

“(...) Si no lo hacemos a tiempo, el tiempo de generar un daño a nuestro hábitat será irreversible. El principal contribuyente a la huella ecológica es la manera en que (...)”.

JOSÉ WILLIAM PORRAS

07 de noviembre de 2019 12:00 AM

Un análisis a nivel global de los recursos naturales y del impacto de las actividades del hombre, muestra que estamos utilizando los recursos del planeta más rápido de lo que estos se pueden renovar. La huella ecológica de la humanidad sobre el planeta se ha más que triplicado desde el siglo pasado. Nuestra huella actual excede en casi un 25% la capacidad del planeta de regenerarse.

Las consecuencias de la acelerada presión sobre los sistemas naturales de la Tierra son predecibles y además muy graves. Se ha venido excediendo la habilidad de la Tierra de sostener nuestro estilo de vida durante los últimos 30 años, es recomendable detener la velocidad en que consumimos los recursos naturales y permitir a la naturaleza recuperarse, esto es equilibrar nuestro consumo con la capacidad del planeta de regenerarse y absorber nuestros desechos. Si no lo hacemos a tiempo, el riesgo de generar un daño a nuestro habitat será irreversible.

El principal contribuyente a la huella ecológica es la manera en la que generamos y utilizamos la energía. Nuestra dependencia de los combustibles fósiles para suplir necesidades energéticas continúa creciendo y las emisiones que afectan el clima constituyen hoy un 48 por ciento de nuestra huella ecológica, el reto de reducir nuestra huella parte desde la esencia misma de nuestros modelos actuales de desarrollo económico.

Al comparar la huella ecológica con mediciones reconocidas como el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, muestra claramente que lo que actualmente aceptamos como un “alto nivel de desarrollo” está muy lejos del objetivo, manifiesto a escala mundial, de alcanzar un desarrollo sostenible. Esta ruta inevitablemente limitará la posibilidad de desarrollo en los países pobres y la de mantener su prosperidad en los países ricos. Los cambios que mejoren nuestros estándares de vida al tiempo que reducen nuestro impacto sobre el planeta natural no se darán fácilmente, pero se debe reconocer que las elecciones de hoy definirán durante mucho tiempo las oportunidades futuras. Ciudades, plantas de energía y viviendas que se construyan en el presente enclavarán la sociedad en un consumo excesivo y dañino más allá de nuestras vidas, o impulsarán a esta generación y a las futuras hacia estilos de vida sostenibles.

Esto se puede lograr parcialmente empleando tecnologías para producir energía limpia como la eólica y paneles solares, que pueden reducir significativamente las emisiones de dióxido de carbono. En Colombia algunas ya se están aplicando y del 1% del aporte del consumo de energía, se espera que para el 2022 sea del 6%, pero se puede incrementar.

Estamos gastando más de lo que tenemos, las elecciones que cada uno de nosotros haga hoy afectarán las posibilidades de las generaciones por venir.

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