Han pasado ocho años desde que nació la Ley 1448 de 2011 y por eso a dos años de que la Ley termine, tiene sentido revisar cuáles son los avances y los retos de esta política pública.
Hace unos años resultaba prematuro analizar rigurosamente la implementación de la Ley. Pero hoy, luego de sortear las dificultades que fueron apareciendo en el camino, tenemos unos resultados contundentes: la política de restitución ha beneficiado a más de 45 mil personas, lo que en términos de territorio quiere decir que hemos restituido más de 342 mil hectáreas, casi la misma superficie del departamento del Atlántico. Sin embargo, hemos identificado varios desafíos: sabemos que hay zonas del país a las que la restitución no ha podido llegar por temas de seguridad; tenemos un aumento en las solicitudes y estamos analizando las solicitudes no inscritas para establecer las causales de la decisión.
Para enfrentar estos retos, hemos diseñado un plan de choque para que, al finalizar la vigencia, las solicitudes queden resueltas en la etapa administrativa. Nos hemos puesto en la tarea de hacer un seguimiento juicioso de las demandas radicadas ante los jueces que deciden sobre el proceso de restitución. Estamos decididos a avanzar, de la mano de la Fuerza Pública, hacia las zonas que no han sido intervenidas por razones de seguridad.
La renovación de la Ley es una de las opciones que está siendo analizada. El árbitro será el Congreso de la República que revisará, en junio de 2020, la implementación de la política y le dirá al Gobierno qué debe hacer con ella. Nosotros acataremos lo que dicte el Congreso y, mientras eso se resuelve, seguiremos metiéndole el acelerador al proceso.
Muchos tal vez no saben pero esta entidad, además de devolver la tierra, ofrece alternativas para que los restituidos puedan arrancar un proyecto de vida sostenible, sin deudas. Hasta la fecha, hemos implementado cerca de 4 mil proyectos productivos, que han impactado a igual número de familias con resultados tangibles como la exportación a Japón y EE. UU. de café orgánico cultivado por familias restituidas en la vereda La Secreta, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Seguiremos poniendo el énfasis en el emprendimiento con el programa Coseche y Venda a la Fija, que cada día acoge a más beneficiarios de restitución.
Nuestra apuesta es que cada vez existan más restituidos comercializando sus productos sin intermediarios, que los campesinos se queden en sus tierras y que se desarrollen como sujetos activos de la economía nacional e internacional. Ya no es un sueño que un restituido se convierta en un empresario del campo.
*Director General de la Unidad de Restitución de Tierras.
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