Columna


La niña Judi

GABRIEL RODRÍGUEZ OSORIO

15 de octubre de 2018 12:00 AM

Judith Porto Calvo nació en la calle Baloco del Centro Histórico de Cartagena en 1922, y contrajo nupcias con Benjamín González Franco (q. e. p. d.), su amor de toda la vida. Judith ha sido una mujer adelantada para su época, de esas que nacen como señaladas por el destino para ayudar a los demás. Además de ser escritora, historiadora, y maestra, es sobre todo una filántropa.

Acaba de cumplir noventa y seis años y sigue tan campante como Johnny Walker. Y todavía con ganas de seguir ayudando a sus gentes, como lo hizo otrora, cuando en octubre de 1949, fundó las escuelas Sociedad Amor a Cartagena (SAC) para atender personas que no tenían recursos no solo para la educación, sino para acceder a servicios médicos, odontológicos y de enseñanza técnica. En centros médicos donde se atendían enfermedades desde una gripa, hasta afecciones cardíacas incluida la intervención quirúrgica. Y en lides de enseñanza técnica como la modistería, la mecanografía, las artes manuales, la escuela de teatro, la de danzas folclóricas, etiqueta y glamour, recreación dirigida  y preparación de maestras para así poder seguir educando, adelantándose 70 años a la política de Economía Naranja y los Sacúdete (salud, educación, deporte, cultura y entretenimiento) del presidente Iván Duque Márquez. Estrategia que llega a su esplendor con la Escuela Normal Matilde Tono de Lemaitre, entre cuyos grandes benefactores estaba el filántropo e industrial Daniel Lemaitre Tono;  fungiendo como una especie de SENA de la época y convirtiéndose en un paragobierno, alterno al municipio de Cartagena, que no podía cumplir bien con la obligación constitucional de brindar educación y salud pública para sus habitantes.

Así lo hizo desde que la fundó junto con María Paulina de Zubiría de Mogollón y otras distinguidas damas cartageneras. Acogiendo el apoyo de todos los gobernadores y alcaldes de la época, desde Raúl H. Barrios hasta Ricardo Segovia Morales, pasando por Eduardo Lemaitre Román, y recibiendo por tan magna obra todas las condecoraciones habidas y por haber, como el prestigioso premio Alejandro Ángel Escobar en 1962.

Judith Porto, una consentida de la vida, y un ser privilegiado por la inteligencia superior de la que fue dotada y de la que todavía hace gala, fue instituida por la divina providencia de una enorme capacidad de liderazgo, en una época tan difícil porque las mujeres no eran tenidas en cuenta y eran miradas por “encima de los hombros”.

Con tan solo 27 años se hace presidenta de SAC para liderar la loable tarea de educar a miles de cartageneros que no podían tener acceso a la educación por la falta de escuelas. En dichas escuelas, que fueron más de 20, repartidas en todo el territorio urbano y rural (Magangué), pasaron nada menos que 500.000 estudiantes e hicieron primera comunión miles y miles de niños.

Gabriel Rodríguez Osorio

gabrielrodriguez@ibrinmobiliaria.com

 

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