Columna


La noticia del año: las noticias

RICARDO TROTTI

23 de diciembre de 2017 12:00 AM

Muchas noticias compiten por ser la más relevante del 2017. En el norte se imponen el ‘rusiagate’ o el acoso sexual y, en el sur, el caso Odebrecht, que se derivó en un combate inusual y masivo contra la corrupción.

Para mí fueron las noticias en sí mismas. Nunca se había generado tanta discusión en torno al contenido noticioso, sobre consumir verdades o estar expuestos a mentiras.

Las noticias falsas o las “fake news”, como las definió el presidente Donald Trump y se impusieron en las elecciones presidenciales estadounidenses y en la crisis de Cataluña, han generado profundos debates sobre libertad de prensa, derecho a la información y el valor del periodismo. También provocaron cambios en las formas que Facebook, Twiter y Google distribuyen los contenidos, ya que fueron esos canales por donde las noticias falsas se propagaron hasta el infinito.

La gravedad de las noticias falsas está en la intención premeditada de quien las produce y en el objetivo de lograr una acción determinada, como ocurrió en EE.UU, España o con el Brexit. A ello se suma un agravante fortuito. El gestor se aprovecha de la publicidad que las redes y los buscadores asignan en forma automática a cada tema que se hace viral, convirtiendo a esos hechos falsos, pero atractivos, en un negocio lucrativo.

Este engaño de la era de la posverdad, potenciado por usuarios desprevenidos y medios y periodistas descuidados, ha intensificado la aguda crisis de credibilidad y confianza en la comunicación y sus comunicadores. Siempre existieron noticias falsas y exageradas como rubros del periodismo sensacionalista. Pero la gente fue aprendiendo a diferenciar a esos medios y tomar con pinzas sus contenidos.

Ahora, sin embargo, con la saturación informativa y las infinitas formas de obtener información, resulta más difícil separar la paja del trigo. El problema es la simpleza con la que cualquier usuario puede replicarlas, más allá de tener o no mala intención.

Revertir esta situación no será fácil. Los responsables de las redes sociales, buscadores y medios ya están aplicando estrategias de contención para las noticias falsas. Se les está cerrando el grifo de la publicidad, creando categorías de noticias con identificación de fuentes de difusión para que los usuarios las distingan, mejor posicionamiento en las búsquedas para las noticias verdaderas y botones de alarma para reportar lo que se detecta como falso.

También los medios y las agrupaciones periodísticas están buscando formas para valorizar la integridad de las noticias y su práctica. Están entrenando sobre valores básicos que pudieron haber quedado en el olvido, revalorizando la precisión y contrastación de fuentes y machacando sobre el chequeo de datos, lo que algunos medios ya han asumido como otro género periodístico.

Ante esta disrupción tecnológica que todo lo hace simple y automático, es necesario una mayor alfabetización digital para que el usuario, especialmente los niños y jóvenes, tengan un mayor sentido crítico.

MENSAJES Y SOCIEDAD
trottiart@gmail.com

 

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