Columna


Cuando soñar se convierte en la razón de ser de la universidad

DORIS ORTEGA GALINDO

08 de diciembre de 2022 12:00 AM

“Haz de tu vida un sueño y de tu sueño una realidad”. Antoine de Saint-Exupéry.

La curiosidad humana, más allá de los diseños metodológicos y los programas conceptuales da vida a la investigación por ser esta intrínseca al hombre; es un maridaje entre la duda y la razón que desde antaño dio lugar a las primeras universidades, como epicentro de construcción de conocimiento.

Precisamente, bajo esos espacios humanos jadeantes de saberes e interrogantes, se erigieron en Europa, siendo para muchos las más antiguas del mundo. Aunque algunos sostienen que la primera universidad fue la de Atenas, fundada por Platón hacia el 388 a. C.

Por otra parte, la Unesco, reconoce a la Universidad Islámica de Qarawiyyin de Marruecos, fundada en 859 por una mujer tunecina llamada Fátima Al-Fihri, como la primera en dar títulos, lo que se acoplaría perfectamente al concepto actual de universidad, definida por la RAE como: “Institución de enseñanza superior que comprende diversas facultades, y que confiere los grados académicos correspondientes...”.

Pero la sed de descubrir conocimiento tan propio del mundo antiguo, se transformó en la investigación, como herramienta de cocreación de conocimiento que, sin lugar a dudas, cada día se constituye en la razón de ser de la existencia de las universidades, tanto aquí en Colombia como en el mundo entero.

En estos momentos en casi toda Latinoamérica, la investigación a nivel universitario se sustenta en gran parte por grupos liderados por profesores de planta, la mayoría doctores, que dirigen proyectos de investigación avalados y financiados tanto por el Estado como en el caso colombiano por Minciencias, como por las mismas universidades.

Lo anterior es lo que marca la excelencia, el posicionamiento y el reconocimiento a nivel nacional e internacional. Definitivamente hay que incentivar desde las bases, con los llamados Semilleros de Investigación, el interés por explorar los multiversos del conocimiento sobre todo en los jóvenes que desafortunadamente viven en un mundo que los aparta cada vez más de sus propios sueños, así lo expresó el profesor argentino Dante R. Chialvo: “Un investigador debe ser soñador, idealista y perseverar en la búsqueda de conocimientos”.

En Colombia se hace necesario destinar más recursos en investigación, como una forma de crecer y disminuir las brechas con las sociedades más avanzadas.

Es por eso que me parece justo reconocer el trabajo de los semilleristas, en especial los de la Universidad de Cartagena, resaltando a los de mi semillero OBVIOT SEDESCAF, integrado por Paula Cortina, Jesús Guarnizo, Isabela Vargas, Claudia Gómez, Isabela Gómez y Yoider Ortiz. Que nunca se les acabe las ganas de soñar.

*Abogada, docente investigadora.

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