Columna


La rebelión de las canas

SOQUI RODRÍGUEZ

13 de junio de 2020 12:00 AM

Hubo épocas en que los viejos eran respetados y admirados por su experiencia y conocimiento. Los mayores eran los sabios de la tribu y se les rendía homenaje. Por eso me ofende cuando el presidente Duque usa el término “abuelito” peyorativamente y confina a los mayores de 70 años a encerrarse en sus casas como si no tuvieran criterio para cuidarse o aislarse. En Cartagena los mayores de 60 no pueden ni salir a hacer ejercicio como si fueran unos desvalidos o incautos adolescentes irresponsables.

Esto es discriminación. Salen más los perros y mascotas que nuestros padres y adultos mayores. Confinarlos hasta el 31 de agosto es una injusticia para quienes se sienten llenos de vida y aún conservan ilusiones, son empresarios y seres humanos productivos. Esto vulnera los derechos elementales y la dignidad de la población mayor con una cuarentena mal concebida que incrementa el daño social, el deterioro físico y no salva a quien no quiere salvarse.

Quedarse en casa debe ser una decisión personal de individuos con la sabiduría y discreción que dan los años. La vejez cada día llega más tarde y no es sinónimo de detrimento o de incapacidad mental. En América Latina, uno de los ejemplos más recordados de líderes septuagenarios fue José Mujica, presidente de Uruguay de 2010 a 2015. Tenía 75 años al momento de asumir el poder. En las próximas elecciones de EE. UU., Donald Trump tendrá 74 años y Joe Biden 77. No me imagino lo que escribiría en su Twitter el presidente americano si supiera que para nuestro mandatario él es un “abuelito” que debe quedarse en casa.

Beji Caid Essebsi, presidente de Túnez, es a sus 91 años, un líder mundial electo y en funciones.

Quizá hace algunos años, con una expectativa de vida menor, el imaginario de alguien cerca a esta edad fuera un abuelo cansado y moribundo pero hoy no es así. En las películas de acción aun vemos a Liam Neeson, de 66 y a Bruce Willis de 64 dando patadas y corriendo por los techos mientras que nosotros le prohibimos a los sexagenarios salir a caminar o hacer deporte al aire libre.

Colombia es un país donde el 75% de sus habitantes son menores de 45 años, pero los mayores de esa edad no son simple observadores; son políticos, empresarios, pensadores, educadores y personas vitales que hacen ejercicios, lo disfrutan; son parte de la cadena productiva de la sociedad, viajan y disfrutan de la vida de forma activa.

Entiendo que esta cuarentena no es una medida caprichosa del Gobierno y que intenta proteger la población vulnerable, pero me parece drástico encerrar 6 meses a los adultos mayores. Esto es una condena para cualquier persona. ¿Por qué no permitirles salir a visitar a sus familiares? ¿Salir a dar una vuelta en carro o caminar en un parque en horarios preestablecidos?

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