Columna


La voz de Sylvia Earle

RAFAEL VERGARA NAVARRO

27 de octubre de 2018 12:00 AM

Al recibir el premio princesa de Asturias la bióloga de las profundidades afirmó:

“El único planeta oceánico es la Tierra y la mayor parte no se conoce ni se ha explorado.

Descubrimos que el océano posee el 97% del agua y es motor del clima y condiciones meteorológicas, genera la mayor parte del O2 en la atmósfera, absorbe gran parte del CO2, induce la química del planeta y es hogar de la mayor parte de la vida.

Las nubes surgen del mar y el agua vuelve como lluvia, nieve y granizo. Cada inspiración que realizamos, cada gota de agua que bebemos nos conecta al mar. El océano es piedra angular de nuestro sistema de soporte vital. Sin él no hay vida. Sin azul, no hay verde.

En la mitad del siglo XX, sin ordenadores, celulares, plásticos o internet echar basura y otros desechos químicos al mar parecía buena idea y además se consideró que la fauna marina era la solución para alimentar los tres mil millones seres y su crecimiento. Ahora sabemos que todo ello cambió la química del mar. Las tecnologías de la guerra fueron adaptadas para guerrear contra el mar. Sonar, satélites, GPS, materiales de pesca se utilizan para grandes capturas. Los peces no tienen dónde esconderse. La extracción ha reducido alrededor del 90% de muchas especies; el bacalao, atún y tiburones, los peces plateados sustento de los grandes. La ruptura de los ciclos de nutrientes afecta la producción de O2 y la captura de CO2. Los procesos oceánicos antiguos fueron deshechos en décadas. En medio siglo, 50% de los arrecifes de coral desaparecieron, junto con manglares, pantanos y praderas marinas. Los vastos campos del plancton oceánico que producen más de la mitad del O2 disminuyen. El océano tiene problemas y nosotros también.

Es la mala noticia. La buena es que podemos calcular, medir y comprobar el daño y lo que hay que hacer para curar la Tierra. Y hacer las paces con la naturaleza, clave para hacer la paz entre nosotros mismos. ¡Este es el momento óptimo!

Medimos derretimiento del hielo polar y su relación con las emisiones de CO2, destrucción de los bosques, deterioro del plancton y las especies que captan el carbono azul. Sabemos que al proteger grandes áreas de parques y reservas naturales, preservamos nuestro sistema de soporte vital. Para revertir las alarmantes perdidas en el mar se necesitan con urgencia los parques y reservas azules, los hope spots o puntos de esperanza.

Las acciones de los próximos 10 años determinarán el futuro para los próximos 10 mil. Sabemos la dependencia absoluta del mundo natural. Nunca más habrá oportunidad mejor para actuar, todavía estamos a tiempo.

Los niños al mirar atrás cuestionarán ¿Por qué no hicisteis algo mientras todavía había tiempo? O puede que digan: Gracias, por la sabiduría de proteger a la Tierra cuando había oportunidad de hacerlo”.

Ante tal trasparencia sinteticé para ud su mensaje.

*Abogado ambientalista y comunicador.

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