Columna


Las pequeñas cosas

JAIME BONET

10 de diciembre de 2017 12:00 AM

En el pasado foro organizado por una revista capitalina para discutir la situación de la ciudad, Adolfo Meisel inició su presentación invitando a reflexionar sobre las pequeñas cosas. Aquellas que vivimos a diario, las alimentamos con nuestro comportamiento y contribuyen a que nuestra sociedad sea más excluyente o conflictiva. En el día a día hacemos cosas que, tal vez sin pensar, alimentan la desigualdad. A lo mejor revisando esas pequeñas cosas lograríamos una mejor sociedad sin mucho esfuerzo.

Meisel se refirió a un incidente en los momentos previos del evento cuando le pidieron levantarse de los sitios reservados para los VIP. Tener lugares especiales para personajes importantes es una de las prácticas de moda en Colombia. VIP es un acrónimo americano que significa gente muy importante (Very Important People, en inglés). Nos gusta estar en esos lugares porque ofrecen ciertas ventajas, por ejemplo están mejor ubicados en el concierto o las sillas son más cómodas. Tal vez no comprendemos que en una sociedad donde la exclusión es un factor común, esta práctica contribuye a profundizarla.

También con frecuencia vemos a personas que aprovechan su poder para ganar ciertos privilegios. En algunos casos son beneficios pequeños pero igualmente contribuyen a hacer una sociedad excluyente. Esta práctica la vemos en todos los niveles, desde el alto funcionario que se cree, por ejemplo, con el derecho de poder parquear en un lugar prohibido, hasta el encargado de controlar una fila que permite que su conocido se cuele.

Pero no es solo el comportamiento de los que tienen poder. Las pequeñas cosas van desde el vecino que no respeta para poner la música a todo volumen, hasta el que saca a su mascota a la calle sin recoger lo que va dejando regado el animal. Con esas pequeñas cosas se compromete la tolerancia y puede terminar en una sociedad agresiva y violenta.

Las pequeñas cosas también pueden pasar por no respetar la diversidad o no entender las diferencias. Segregar a alguien por su color de piel o por su condición social va en contra de lograr la inclusión.

Tal vez lo mejor que podemos hacer cada uno es revisar las pequeñas cosas diarias y ver en cuáles abusamos de nuestra posición y afectamos a las personas con las que interactuamos. Eso podría contribuir a identificar pequeñas acciones que aportarían para lograr una mejor ciudad. 

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