La isla de San Andrés experimentó grandes cambios durante el siglo XX. Tuvo una transformación en su aparato productivo que transitó de una economía agrícola a una comercial y turística. Con esta transición productiva su población pasó de 5.675 habitantes en 1951 a 22.983 en 1973, es decir se multiplicó por cuatro en dos décadas. Estas transformaciones han marcado la evolución económica y social de San Andrés.
En la primera mitad de ese siglo, San Andrés se mantuvo poco poblada y dedicada a la exportación de coco. Luego de la crisis en este sector por problemas fitosanitarios, la isla experimentó un descenso en su población a finales de los 1940. Con la declaración de puerto libre en 1953, se inició la gran transformación poblacional por la llegada masiva de colombianos residentes en el continente, lo que llevó a convertir a los residentes nativos en una minoría en su territorio.
El comercio y el turismo comenzaron a dominar la actividad. Esto fue posible por la construcción del terminal aéreo que permitió el establecimiento de vuelos regulares entre la isla y distintas ciudades colombianas. Muchos de los visitantes se dirigían a San Andrés para disfrutar de su belleza y de los bienes importados más baratos por su condición de puerto libre.
Esta ventaja de libre comercio terminó con la desgravación arancelaria aprobada a comienzo de los 90. Para ese momento, la isla se había convertido en un punto estratégico para el tráfico de narcóticos en el Caribe. Varios narcotraficantes que eran propietarios de hoteles en San Andrés fueron asesinados o extraditados durante los 90, lo que llevó a que la actividad hotelera entrara en crisis.
En lo corrido del siglo XXI, la infraestructura hotelera se ha recuperado y con ello el número de visitantes. Entre 2009 y 2018, los pasajeros movilizados por vía aérea crecieron un 12,9% en promedio anual, llegando a ser cerca de dos millones en 2018. Según el Dane, el sector de comercio, hoteles y restaurantes representaron el 57% del valor agregado departamental en 2018 y generaron el 44% del empleo. La tasa de desempleo fue del 7,1%, inferior a la del agregado nacional (9,7 %).
A pesar de que los indicadores de pobreza monetaria están entre los bajos del país, San Andrés presenta deficiencias en saneamiento básico ya que, en 2018, solo 50% de los hogares tenían conexión a acueducto y el 28,3% a alcantarillado. Los problemas de inseguridad han llevado a que sea la cuarta capital departamental con mayor tasa de homicidios (36,9 por 100 mil habitantes). Atender estos dos frentes será el mayor reto de los sanandresanos en los próximos años.
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