Columna


Líderes

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

10 de julio de 2021 12:00 AM

El problema de los líderes en Colombia (y más específicamente en Cartagena) es que aún no se conoce uno como para asegurar cuál es alcance de un “líder”. Desconocemos cómo actúan, porque los vemos en libros de auto ayuda, emprendimiento y crecimiento empresarial, pero nunca en nuestras calles y barrios.

Si uno revisa la significación, encuentra muchas cosas nobles. Una de ellas es la siguiente: “El liderazgo es la capacidad que tiene una persona de influir, motivar, organizar y llevar a cabo acciones para lograr fines y objetivos que involucren a personas y grupos en un marco de valores”.

Percibo un gran engaño, porque dentro de semejante definición aún no veo ninguno que la haya encarnado ni en el plano nacional ni en el internacional. Si miramos en detalle, los líderes de la vanguardia en el mundo empresarial son solo un sello personal. Revisamos a lo largo de la historia nuestra y encontramos un montón de caudillos que trajeron más peligros que aciertos.

Sobre el liderazgo se han escrito toneladas de páginas. Estoy por creer que es una de las tantas falacias de la literatura de gran consumo. Es mentira que un verdadero emprendedor deba ser un líder. Puede haber negocios millonarios, cuyo dueño es un tipo con poco liderazgo.

Nos hacen creer que los líderes no tienen defectos; y que si los tienen, pueden superarlos con creces. Falso. Todos somos humanos vulnerables. Miremos la historia de las disputas entre Edison y Tesla, o entre Marconi y Lee de Forest sobre la invención de la radio. Lo que ocurre es que cuando un hombre es exitoso, de inmediato le cae un manto de mito, aunque no sea el tipo más desorganizado. Por lo general, no son fuertes y estables, tienen grandes caídas.

Da risa cuando en el ámbito empresarial se extiende la noción de que el líder debe ser agresivo, y “omnipotente”. Paja. La superioridad a veces enceguece. Así que, por lo menos, debería de tener humildad para aceptar errores, armar un excelente grupo de trabajo y robustecerse con las virtudes de los otros.

Al parecer, la gente prefiere a los líderes extrovertidos, pero en el plano real serían vistos como unos dinámicos payasos. Pero ser extrovertido o introvertido ni quita ni pone. Ser un líder implica interactuar con otros —dice la literatura—, pero Bill Gates, Barack Obama y Marissa Mayer son tremendamente introvertidos.

En Cartagena esos líderes ni siquiera han nacido. Estamos lejos de tener un líder natural. Ni siquiera tenemos la disciplina personal y colectiva de otros países. Mientras tanto, uno pone en Google “frases sobre liderazgo” y aparecen 13 millones 200 mil resultados, lo que indica que hay más ruido que nueces. Es hora de replantear las grandes mitologías actuales.

*Escritor.

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