Columna


Llamen a los holandeses

“Pido a gritos que no tarden en llamar a los holandeses, los que saben de estos temas, si realmente quieren hacer una obra de orgullo (...)”

MAURICIO IBÁÑEZ

22 de diciembre de 2018 12:00 AM

Nuestro alcalde encargado ha tenido la fortuna de firmar un documento que garantiza y legitima los fondos para la construcción de la ansiada protección costera.

El proyecto, que solo ha sido público mediante algunas reuniones, contempla la construcción de siete espolones, entre otras obras que suponen la ampliación y mejoramiento del paisajismo alrededor de la Avenida Santander, y Avenida del Malecón. También incluye, de manera similar a como se hizo con las obras del Túnel de Crespo, la ampliación de la zona de playas.

Tengo muchas ganas de entender bien el proyecto, porque las obras que comprende no son de poca monta y sí de muchas consecuencias para la ciudad. Si son bendiciones y generadoras de crecimiento e inclusión, bienvenida sean, pero si quedan mal, esto se puede convertir en otra decepción costosa para la ciudad. Y no es que me lo expliquen a mí, es que se lo expliquen a toda la comunidad, como bien lo harían si nuestros barrios peninsulares estuviesen habitados por comunidades nativas.

Si mal no recuerdo, ha habido un gran número de ahogados en la zona de playas frente a Crespo y de los espolones que allí se construyeron, como manera de darle protección adicional al subterráneo. Según recuerdo en las noticias, bañarse en esa zona está prohibido debido a que las playas no se han estabilizado aún por motivos precisamente de los mismos espolones, cuyos efectos, o no se conocen a plenitud, o no han terminado de fraguarse.

En otras palabras, los espolones parecen haber brindado una gran inestabilidad a esa zona de playa; admito que esta inestabilidad puede ser de carácter temporal, pero llevamos un par de años al menos y los ahogados por imprudencia y por la inestabilidad continúan. Ante esta realidad no puedo dejar de preguntarme si la construcción de los siete gigantescos espolones tendría efectos similares a lo largo de todas las playas de Bocagrande.

Creo que a los hoteles no les vendría bien que el valor que pagaron por la tierra, la construcción, licencias y propaganda se venga al piso por cuenta de una protección costera que atente contra las playas. Tengo claro que no se puede solucionar un problema creando otro, como no se puede tapar un hueco abriendo otro.

Tengamos pues mucho cuidado lo que vamos a dejar hacer en nuestros barrios, porque no se trata solo del dinero disponible. Se trata de planificar muy bien lo que se quiere dejar sin consecuencias mayores, facilitar el flujo de vida y de bienestar en la comunidad de residentes y de turistas por igual.

Pido a gritos que no tarden en llamar a los holandeses, los que saben de estos temas, si realmente quieren hacer una obra de orgullo para la corona final de esta ciudad hermosa.

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