Columna


Los bolsillos siniestros

EDUARDO DURÁN GÓMEZ

24 de septiembre de 2022 12:00 AM

Escandalosamente aterradoras resultan las declaraciones concedidas por Roy Barreras, en el sentido en que los subsidios que se otorgan en Colombia a los más pobres, están yendo a parar, en buena parte, al bolsillo de los corruptos.

Se dice que el monto del presupuesto nacional que se está dedicando en la actualidad llega a los 90 billones de pesos al año, y que, de esa suma, se está esfumando cerca del 30%, lo que significa que aproximadamente 25 billones, de la plata de los más pobres, se está desapareciendo, es decir, casi una reforma tributaria como la de Carrasquilla.

Ahora que se acaba de posesionar un nuevo contralor general, debe entender que tiene aquí una tarea inmensa, para investigar y evidenciar dónde están los defraudadores del fisco, que se están quedando, por un lado, con el dinero del Estado, y por otro, dejando al desamparo a quienes no tienen los recursos, siquiera para sus necesidades básicas alimentarias, que son miles y miles de desarraigados en este país.

Usurpar el dinero de los más pobres debe ser un doble crimen que de ninguna manera se puede tolerar, pues el mensaje que se envía a la opinión es de lo más frustrante que cualquier persona pueda imaginar.

Ya se había dicho que la corrupción en este país se estaba quedando con más de 80 billones al año, representados en la más ignominiosa contratación, en donde todo se quiere convertir en oportunidad para que los bolsillos de los corruptos se llenen.

La lucha contra la corrupción tiene que convertirse en un propósito nacional, pues no podemos seguir tolerando que todos los días nos escandalicemos con nuevos y aterradores casos, pero lamentablemente en medio de un escenario en donde el caso reciente opaca el anterior, mientras los ladrones felices se preparan para seguir delinquiendo.

Si revisamos los esquemas de contratación en este país, encontramos que buena parte de los presupuestos se están adjudicando en contratos a dedo, o en licitaciones con un único proponente, en donde es fácil deducir que la puerta para el saqueo está abierta de par en par.

Y ni hablar de las denominadas nóminas paralelas, por donde termina saliendo buena parte del presupuesto de las entidades, en medio del festín más descarado que cualquiera pueda imaginar.

Aquí es en donde cabe la famosa frase de un célebre personaje de la televisión ¿Quién podrá defendernos?

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