Columna


Los cineclubes de Alberto

RICARDO CHICA GELIZ

18 de septiembre de 2023 12:00 AM

Los viernes a las 11 de la mañana tocaba clase de ‘Apreciación Cinematográfica’ con Alberto Sierra Velásquez y descubrí al cine más allá de la pantalla del Teatro Míriam. Mi casa, el Colegio Fernández Baena y el cine quedaban en el barrio El Bosque.

Dieciocho años tenía Alberto Sierra Velásquez cuando publica sus primeras valoraciones fílmicas hacia 1959, y en 1996 publica el libro ‘La pasión por el cine’. En París se hizo de un pensamiento fílmico poderoso, lo que desplegó con inteligencia y mordacidad en la inauguración de la crítica cinematográfica profesional, sin antecedentes en Cartagena.

Sus columnas aparecían en el Diario de la Costa y en El Universal, columnas implacables contra la hispanofilia, la nostalgia colonial y el fascismo aldeano que desconfiaba de lo popular y de los jóvenes. El periodista Germán Mendoza Diago un día escribió de Sierra: “Pudo ser un escritor de prestigio nacional e internacional, pero no quiso, porque le hubiera tocado asistir a demasiados actos sociales multitudinarios, y eso lo aterroriza. En cambio, encontró la felicidad dictando clases en 12 colegios y coordinando 17 cineclubes al tiempo, escribiendo poesía y crítica cinematográfica, filmando películas en Súper-8, montando sus propias obras con grupos estudiantiles de teatro y organizando más de 30 semanas culturales cada año”.

Corto es este espacio para ilustrar y resaltar la vida y obra de Alberto, pero, mencionaré un puñado de pistas. Primero: sin Alberto Sierra no se entiende la experiencia de la contra cultura en Cartagena en los años 60. Antes de Alberto y su generación, era invisible ‘lo joven’ en la ciudad, en tanto sujeto político conectado con las nuevas sensibilidades que irrumpían en el mundo entero. Segundo: en 1968, desafiando su prohibición en el país, Alberto presentó en el Teatro Miramar, del Pie de La Pop, la película ‘La Batalla de Argel’. Aquella noche, Alberto entrevistó al director Gillo Pontecorvo, quien reveló claves que ayudaban a descifrar las gestas de liberación popular que acaecían en el mundo de entonces.

Pontecorvo estaba filmando ‘Quemada’, el evento cinematográfico más importante del siglo XX en la historia de la nación. Tercero:, a comienzos de los 60, Alberto hereda de don Víctor Nieto las riendas del primer cineclub fundado hacia 1952 y lo convierte, junto con Víctor Nieto Junior, en el centro de una movida cultural y fílmica de avanzada que conectó a Cartagena con la revolución cinematográfica mundial. Cuarto: Alberto Sierra crea la Cátedra de Cine de la Universidad de Cartagena en 1970, un hito que demostró la formación y la existencia de un pensamiento cinematográfico propio, mulato, negro y caribeño.

En 1980 yo tenía 12 años, y me enteré que el cine se trataba de una religión. Y Alberto Sierra era su evangelista. El más irreverente de todos.

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