Columna


Más ciudadanos, menos gobierno

JORGE RUMIÉ

05 de marzo de 2021 12:00 AM

El problema más grave que estamos teniendo en Cartagena es que estamos delegando en los alcaldes de turno toda la responsabilidad que podamos tener para la ejecución desde los proyectos de ciudad más insignificantes, hasta los macroproyectos de mayor necesidad; facultándolos, indirectamente, a que dichos gobernantes de turno, con las respectivas capacidades o incapacidades que puedan tener, a que sean ellos los determinantes completos de nuestro futuro como sociedad. En otras palabras, nos encanta tener al gobernante todo poderoso, con poca contraprestación ciudadana, cuando la lógica sería tener ciudadanos participativos, independientemente, de lo mucho o poco que tengamos de gobernante. Eso cambia la ecuación.

Ahora: ¿y qué puede significar todo esto, si, por ejemplo, tenemos una desesperante continuidad de gobernantes incapaces, incluida la famosa interinidad vivida de tantos años? ¿Significa esto que tenemos que botar a la basura el progreso y la ejecutoria de decenas de años y esperar a que venga el alcalde perfecto para salvarnos? ¿Significa, entonces, que en Cartagena nos encanta diagnosticar de la mala suerte que hemos tenido y desde ahí justificar la pasividad de nuestra responsabilidad como ciudadanos?

Por eso digo, Cartagena no necesita de los pesimistas quienes andan diagnosticando los cientos de razones por las cuales estamos jodidos. ¡Esa es la fácil! Cartagena lo que necesita son ciudadanos activos, optimistas, motivados, empujando y encontrando cientos de razones para resolver nuestros problemas, independientemente, del alcalde que tengamos. Cartagena lo que necesita es una sociedad civil organizada donde se puedan inventariar, seleccionar y repartir los proyectos públicos más apremiantes de la ciudad, para que cada actor (léase gremios, sindicatos, fundaciones, asociaciones, universidades, JAC, etc.), sin duplicar esfuerzos, puedan apadrinar uno y de ahí llevarlo al nivel de avance donde el alcalde de turno solo tenga que firmarlo para su ejecución.

¿Y qué necesitaríamos para ello? Pues necesitamos el concurso de un actor principal de la sociedad civil – que bien podría ser el intergremial o la Cámara de Comercio – que participe como ente coordinador para hacerle seguimiento a ese frente ejecutor y que cada 3 a 4 meses, los actores participantes puedan pasar al tablero e informen de sus avances en cada proyecto. A eso le llamo trabajar más y quejarnos menos. A eso le llamo tener más ciudadanos y menos gobierno.

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