Columna


Menos chisme
y más acción

LEIDYS RIVERO MARTÍNEZ

31 de diciembre de 2022 12:00 AM

La manera en la que el gobierno del alcalde William Dau toma decisiones resulta cada vez más absurda, dañina, egoísta y desconectada de la realidad de una ciudad sumergida en la pobreza extrema. Las estadísticas del Dane revelan que hay más personas comiendo menos de dos comidas por día, que el desempleo formal cae y la informalidad aumentó; es decir, que en Cartagena gran parte de su población vive del rebusque, del día a día.

Decisión tras decisión es peor. Una funcionaria sumergida en la arrogancia que se niega a escuchar a la otra parte hasta que ve la ciudad estrangulada por protestas. Una secretaria de Interior que, por su cargo, jura que está por encima del bienestar de más de un millón de habitantes, donde la mayoría vive de lo que parece a ella le molesta, la economía del turismo.

Las recientes manifestaciones generadas por las absurdas decisiones de Dau, son la muestra más clara de la necesidad de crear una política pública del turismo. Ese sector necesita de manera inmediata una hoja de ruta que marque cómo debe funcionar. Que se planteen reglas claras con las que esa actividad económica no sea atropellada por funcionarios que por complacer a unos cuantos, se dé el lujo de atropellar a muchos.

Si bien dice Ana María González, secretaria del Interior, que las decisiones se toman porque vecinos se quejan, pues que desempolven al secretario de Planeación y empiece a trabajar en hacer efectivo las normas urbanísticas de la ciudad que especifica qué uso tiene el suelo en cada sector. Si el desactualizado Plan de Ordenamiento Territorial dice que en zona residencial no puede haber actividad de discotecas, pues que se cumpla y así no hay vecinos inconformes ni empresarios con inversión en riesgo. Que cumplan su función, para eso están en los cargos; pero justificar el pechiche de ciertos millonarios, es injusto.

Ya es hora que paren la fábrica de chisme en redes sociales y empiecen actuar como personas capacitadas para gobernar. Basta de usar la ciudad como el escudo del odio y la ineptitud. No puede seguir jugando a ser autoridad mientras la ciudad cada día está peor. Si hablamos del decreto que regula el espacio público, ese fija el pago por el uso del espacio público a $350.000 el metro cuadrado. ¿De dónde saca un vendedor de tinto, de agua, para pagar ese dinero? Y es que esta medida no es solo para el Centro Histórico, esto aplica para toda la ciudad. El caso que seguramente quedará más evidente será el Mercado de Bazurto. A todas luces esto solo significará un empujón más para ampliar la brecha de pobreza y desigualdad en una Cartagena que no puede ser más pobre ni más desestabilizada.

Mientras celebramos el fin de año, muchos tendrán que pensar cómo harán para sobrevivir en medio de un gobierno indolente y desconectado del realidad de sus gobernados.

A los lectores que me acompañaron en esta columna, muchas gracias, nos leemos el próximo año. Feliz 2023 para todos y que elijan bien en las elecciones del próximo año. Dios nos acompañe.

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