Columna


Mi viejo

ROBERTO BURGOS CANTOR

13 de enero de 2018 12:00 AM

Por alguna razón, aún sin discernimiento, la figura, o el concepto, o la función, del padre, ha sido atractiva para la literatura. Atracción que lejos de demeritar muestra la permanencia de un misterio. Padre oscuro. Desde la expulsión del paraíso; la aventura de redención que hace exclamar al de la cruz: Padre, ¿por qué me abandonaste?; hasta la carta de Kafka, dejan señas.

Es posible que las huellas de la mujer, entre Eva y María, hayan consolidado un equívoco, pensar que atribuidas sus virtudes y acciones, ya se le conoce.

Quien le arroja la manzana, que se hunde y se pudre en su lomo, al desconcertado Gregorio Samsa, es su padre. Vi repetirse la escena: un librero alemán lanzó con fuerza y molestia un libro a su hijo que, se encogió, y lo recibió en el lomo. El hijo, un hombre ya, chillaba con sonidos que todavía son parte de mis pesadillas.
Pero el padre y la madre retienen aún su zona secreta.

De mis abuelos apenas conocí a la abuela paterna. Una mujer que usaba ropas para el calor, recogía el cabello, largo, en peineta de carey, tenía la piel con la sombra aceituna de los momposinos y los andaluces, y un sentimiento de justicia y buen humor que la llevaba a reírse de ella misma.

Al salir del último montaje de una obra de Raúl Gómez Jattin, conocí a su madre y fui el portador de las flores para ella, Lola Jattin. Me dijo que había sido amiga de mi abuela, Zoila Ojeda, quien ya había muerto. Que quería contarme. Empezó con una historia que la admiró por siempre. Cuando el marido de Zoila, mi abuelo paterno, murió, ella recorrió las calles de Santa Cruz de Lorica con un vestido cerrado, de rojo vivo, y una mirada altanera sin lágrimas, al cielo.

¿Sabemos algo?

Este año mi padre cumpliría cien años en la vida y ha transcurrido menos, si el tiempo es el mismo, en las regiones de la muerte.

Nadie sabe qué caracteriza a un hijo. Desentrañar una comunicación específica no es fácil. Desde esa perspectiva aprendíamos a hablar cuando murió. Entonces, en el libro Señas Particulares, le escribí una carta. A lo ignoto. Es un libro para contestar al lugar común de que solo se refiere la vida propia cuando se está terminando y uno se vuelve compasivo con el pasado. ¿El pasado?

*Escritor

BAÚL DE MAGO

ROBERTO BURGOS CANTOR*
reburgosc@gmail.com

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