Columna


Miedo y coraje

“El terror, que viene de tierra, es el extremo del temor. El respeto y la tolerancia son la versión inteligente del miedo primitivo. Los cobardes mueren del susto mil veces (...)”.

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

10 de agosto de 2019 12:00 AM

Somos animales suficientemente irracionales para creer lo que sea sobre miedo y coraje. El amor al prójimo está rebatido por el amor a la vida. El fuego es fuego, aunque el agua se disfrace de arte, ciencia o religión. Nuestro “progreso” científico más notorio consiste en haber perfeccionado ciertos instrumentos de aniquilación imposibles de utilizar.

Radares y misiles, blindajes y explosivos, cibernética y estrategias no han podido eliminar el miedo que acompaña a los seres humanos. Este sentimiento del miedo no es propiedad exclusiva de nadie. Es de todos. No hay quien no lo tenga de compañero, así lo disfrace con bravatas.

Nuestro prójimo y hasta quienes nos hostigan pretendiendo imponernos el miedo, lo padecen en intensidad superior. Pueden recurrir a sistemas de compulsión y a costosos artilugios, pero el miedo no les abandonará nunca. La ansiedad, la incertidumbre y el temor van con la condición humana.

Nada nos hace menos eficientes en el uso del tiempo que la angustia. Cuando estamos atemorizados actuamos con torpeza. La mente no puede manejar el presente y el futuro a la vez.

El temor es primero un efecto y después una causa. No nacemos con él, ni es parte de nuestra genética. El miedo es aprendido, superarlo también.

Hay que tener cuidado con quienes amenazan y atemorizan, pero también desconfiar de aquellos que ofrecen protección.

Se dice que el temor viene del pasado, que está en el presente y gravita en el futuro, pero crece espectacularmente en las madrugadas del porvenir. Ese es el mayor problema.

El futuro es incierto. Técnicas y estudios no lo vuelven más predecible. El futuro seguirá siendo esquivo, hagamos lo que hagamos. Nadie se asusta del ayer sino hacia mañana.

¿Por qué será que cada vez que involucramos el tiempo, la mente teme? Tal vez su manejo tiene que ver con el temor.

El terror, que viene de tierra, es el extremo del temor. El respeto y la tolerancia son la versión inteligente del miedo primitivo. Los cobardes mueren del susto mil veces, mientras el valiente dizque lo hace solo una vez. Pero el sentimiento de temor no nos abandona. Nos acompañará siempre con perfiles más discretos, mediatizados por la razón y medido por estadísticas y probabilidades. Pretendemos mitigar su impacto, consecuencias y variantes. En la vida moderna la cautela ha propiciado extremar medidas que han convertido la seguridad en un negocio que maneja billones.

Los sensatos temen, los tontos se asustan. La valentía ha sido destacada y exaltada siempre, y muchos la definen como el temor a sentir miedo. Hay seres especiales nimbados de coraje: Cuentan que al general Benjamín Herrera le preguntaron quién era más valiente entre él y Rafael Uribe Uribe, y Herrera contestó: “Uribe, porque sentía el miedo y lo superaba, yo jamás he sentido esa vaina”.

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