La gran revolución de las mujeres en este siglo, hoy está dando sus frutos. Muy lentamente, muy pacíficamente hemos podido hoy tener nuestros derechos; para Herbert Marcuse “ha sido la revolución cultural más trascendental de la historia de la humanidad y es irreversible”; muchos consideraron que no tenemos las capacidades, pero... sí. Nosotras las mujeres, desde que nos dieron vida jurídica, hemos poco a poco y a empujones conquistando espacios en los diferentes ámbitos de la vida; y tenemos el único y más importante, crear vidas y este, nunca nos lo podrán quitar; pero a pesar de todo aún siguen las brechas y nosotros sí que nos damos cuenta. En estos últimos años, las colombianas (con a), hemos logrado que se nos incluyan, logrando así poder hablar de la igualdad de géneros.
No es justo que sigan muchas en donde su plato del día en sus hogares sea la violencia, sea la discriminación; donde son violentadas en todos los aspectos por sus propios maridos y en tantos casos, reducida solo a los quehaceres del hogar y sin ver el potencial que tenemos todas. A mí particularmente me encanta mi casa; alternar mi hogar con mi trabajo.
¡Vamos bien, mujeres, vamos bien, amigas! Colombia está demostrando señales importantes de crecimiento económico como una oportunidad para el progreso social, así como los avances en los indicadores de desarrollo humano. Las buenas señales nos llevan a que estas brechas de género, sobre todo, en las esferas políticas y económicas son cada día más pequeñas y, podemos decir, casi ¡estrías!
En cuanto a los indicadores relacionados con el género en estos últimos 20 años, la participación política de las mujeres ha aumentado al 11% en los cargos de elección popular, y al 21% en las elecciones de Congreso. Sin embargo, es uno de los países de América Latina con la menor representación de las mujeres en la política.
Es importante que nos preparemos para poder enfrentar lo que hay en relación con los derechos económicos, las diferencias salariales que son muy significativas, y preparadas se logrará acabarlas, bajaran los niveles de informalidad porque tendremos acceso al empleo formal y su participación en el mercado laboral. Demostraremos que podemos transformar la historia y los porcentajes de participación crecerán y llegarán al 50%; la transformaremos con nuestra capacidad.
Vale la pena resaltar el liderazgo que han tenido mujeres cartageneras como Teresa Pizarro de Angulo, Teresita Román de Zurek, Josefina de la Espriella de Gómez Naar, Helena Posada de Espinosa, Manuela Berrocal Revueltas, Fanny Guerrero Maya, Nadia Blel Scaff, Cecilia “la Chechi” Baena, Carmen Luz de Pretelt, La Chica Morales, Gina Benedetti, Rossi Díaz de Paniagua, entre otras, que han dejado en alto lo mejor que tenemos, la honorabilidad de ser mujeres de bien.
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