Insisto en que hoy no hay nada más importante que ganar las parlamentarias y las presidenciales, ojalá en la primera vuelta, y en que para eso es indispensable la gran alianza republicana.
Hay quienes vienen sembrado la malsana idea de que no es necesaria. El error es mayúsculo. Sin ella ninguno, ni Duque, ni Ordóñez, ni Ramírez, tiene garantizado llegar a la segunda vuelta ni, mucho menos, ganar. Debemos partir de que van a votar contra nosotros, todos juntos, con la excusa de defender lo pactado con las Farc.
El diagnóstico es claro: ese pacto y su implementación lesionaron de manera gravísima la democracia, el estado de derecho y la economía. Si se elige al gobierno “de transición” que pretenden, la crisis democrática y económica se ahondará y salir de ella será muy difícil. Nos jugamos el futuro.
Se ha sugerido no definir el mecanismo de escogencia del candidato sino después de alcanzar un acuerdo programático. Sostengo que el consenso sobre lo fundamental ya existe. Está construido con base en los postulados sobre la democracia republicana, el estado de derecho, la propiedad privada y la economía de libre mercado que se defendieron con ocasión del plebiscito y de la implementación del pacto con las Farc. Hay que agregar la defensa de la familia y la vida, en lo que también habría acuerdo, si se cree en lo que han expresado públicamente los candidatos en los debates. De manera que ese no debería ser un obstáculo para avanzar. Ahora, si se tiene alguna duda puntual, debe plantearse de manera inequívoca, para ver si la diferencia es fundamental e insalvable.
Se piden garantías y celeridad. Las condiciones de igualdad y transparencia, no tengo duda, están en el centro de las preocupaciones de los compromisarios de Uribe y Pastrana. Deben asegurarse de que se extiendan a todos. Por lo demás, coincido en que escoger el mecanismo es urgente, pero difiero al creer que debe implementarse de inmediato. Decidir el mecanismo no admite espera porque, como vemos, la discusión provoca heridas, porque la base de la alianza está confundida, porque los candidatos deben conocer las reglas de juego para prepararse para competir con ellas. Sin embargo, escoger el candidato puede esperar un par de meses, de manera que los ciudadanos puedan establecer las diferencias de carácter y de propuestas puntuales entre los aspirantes y decantar así sus preferencias.
Mientras tanto, todos sin excepción debemos trabajar para elegir el mayor número de senadores y representantes del CD. En tanto que salvo el CD ninguno tiene candidatos al Congreso, esa bancada será fundamental para el próximo cuatrienio, sea cual sea el presidente y estemos en el gobierno o, Dios no lo quiera, en la oposición. Esos congresistas serán la columna vertebral de la nueva coalición parlamentaria.
Planteé la necesidad de una alianza republicana hace un par de años. Es vital. ¡La Patria es primero!
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