Otro año ya se fue, cuántas cosas han pasado en Cartagena, nada aprendimos y todo lo olvidamos. Pero dentro, aquí en mi barrio, nada ha cambiado, el caño de Juan Angola sigue contaminado y rellenado, Transcaribe no llega, el Cerro de la Popa como Bosque de paz no arranca y los comerciantes de Santa Rita quedaron como las novias de Barranca.
La Procuraduría, Fiscalía y Contraloría parece que hablan de ti, y entre libros y pechugas de pollo a cuarenta mil, no siento que no estés aquí. En los medios veo noticias, va acabándose nuestra piel, y en la agonía del año, siento que los cartageneros morimos con él.
Llega Navidad y Cartagena sin alcalde titular, en esta soledad nos mata la interinidad, y el presidente de la República no recuerda cuándo tiene que convocar elecciones atípicas en la ciudad. Se sabe dónde están, pero en verdad, por nuestra felicidad, no hay hoy motivos para brindar en esta Navidad.
Siempre, siempre, nos pasa lo mismo cuando llega el día de elecciones y elegimos mal, ahora no tenemos “Campo para todos”, ni “Primero la gente”. Luego oigo aquel audio en el que dices durante tu posesión como alcalde mayor “que tiemblen los corruptos y que se cosan los bolsillos, voy a defender con mi vida si es posible los recursos del Estado para que se inviertan en la gente”. Tomándolo contra mi oreja digo, “Que tiemblen en la cárcel para funcionarios en Sabanalarga”.
Un nuevo escándalo con dinero para población pobre parece que habla de ti, y entre estampillas y mamaderas de gallo, me alegra que no estés aquí por pasar los recursos públicos a los bolsillos de los privados. En los medios veo detrimento patrimonial por aquí y por allá, en detrimento de la calidad de vida de Cartagena, en especial de la gente más empobrecida, y que en la agonía de este año siento que mueren con él, principalmente la gente más joven por la inseguridad.
Llega Navidad y Cartagena empobrecida, corrupta, insegura, llena de violencia, de problemáticas, de construcciones ilegales por doquier y de venezolanos; a la deriva, sin capitán y sin presidente que cumpla con su responsabilidad. ¿Cuántos meses de soledad e interinidad pasarán para que convoque elecciones atípicas en la capital alterna de Colombia? ¿No hay poder terrenal o divino que obligue a Santos a cumplir con su deber? ¿Tendremos los ciudadanos una segunda oportunidad sobre la tierra y a orillas del Mar Caribe?
En Cartagena no hay nada por qué brindar en esta Navidad.
*Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo
puntos_de_encuentro@hotmail.com
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