Las incontables bellezas naturales de Sucre, la Costa y Colombia, nos hacen aterrizar en la maravillosa presencia del Niño Dios, que todo lo ha creado permitiéndonos disfrutar de ello a lo largo de nuestra vida.
Todos pedimos de una u otra forma al Niño Dios que nos regale bendiciones materiales, espirituales y, a la vez, agradecemos que Jesús siempre esté con nosotros.
Estas fechas maravillosas institucionalizadas como el nacimiento del Niño Dios, algunos libros de historias refieren que el verdadero nacimiento se dio en abril, mayo, septiembre o quizás octubre, lo cual nos indica que no hay una fecha exacta de este magno acontecimiento.
Dicen los conocedores del tema que se oficializó por parte de la iglesia cristiana en los siglos III y IV, que se celebrara el 25 de diciembre como la fecha especial del nacimiento de Jesús porque entre el 17 y 23 de diciembre -que eran los días más cortos del año-, se festejaba en el imperio romano las fiestas paganas de Saturno, conocidas como saturnales, en honor al dios de la agricultura; reconociendo los paganos el 25 de diciembre como el nacimiento del nuevo sol, indicador de una nueva etapa en la agricultura romana que era la base del sustento económico del imperio.
De esta forma, institucionalizando el 25 de diciembre como el nacimiento de Jesús, se desplazaba la más importante fiesta romana, por lo más grande del cristianismo.
En buena hora el 25 de diciembre une a las familias cristianas y en torno a la fecha se realizan renovación de votos de fe y unidad.
Son muchas los motivos para estar felices en las fiestas de Navidad y pensar en positivo, con la presencia de Jesús, María y José, que nos reconfortan en nuestros propósitos de cada año, y con la guía de El Espíritu Santo, esperanzados en que la armonía debe prevalecer en cada uno de los colombianos.
Los niños se regocijan con los regalos recibidos sin importar el costo de ellos, inculcándoles los formadores de nuevas generaciones que lo fundamental es la presencia de Jesús y valorar lo espiritual en las demás personas.
El regalo de la Navidad del respeto es uno de los valores a reiterar en cada ocasión a las generaciones en formación, recordándoles que ello abre las puertas y comienza por respetarse a uno mismo.
Aquellos que no reciben regalos materiales son receptores de la mayor gracia de Jesús que es el amor que les profesa.
Que estas Navidades reconforten nuestros corazones y ante todo nuestra fe.
Feliz Navidad a todos y cada uno de nuestros lectores, amigos de El Universal y a todos con mucha alegría pensando siempre en El Creador.
Una Navidad especial a los amigos de las casas de cartón. Un abrazo.
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