Columna


Nuestro tejido urbano

RAÚL PANIAGUA BEDOYA

25 de abril de 2022 12:00 AM

El uso del término ‘tejido urbano’ se ha expandido ampliamente, pero referido a los aspectos físicos de una ciudad, sus calles, manzanas, barrios, etc. Desde este enfoque lo que se evidenció esta semana, con la primera lluvia del año y con lo ocurrido en ese mismo día hace 50 años, como lo público El Universal, es la expresión patética de que no ha existido, por lo menos desde la planeación física, unos lineamientos o unos enfoques claros y precisos de mediano o largo plazo sobre el desarrollo y expansión de la ciudad, tampoco hemos tenido criterios ordenadores de las prioridades y de los problemas a resolver, de tal forma que faciliten la vida cotidiana, especialmente en aspectos de movilidad física de los ciudadanos.

Lo particular es que tal vez desde hace más de 60 años se dispone en la ciudad de la información suficiente y pertinente para enfrentar los problemas de las escorrentías del Cerro de La Popa en todas sus vertientes, de los problemas de lluvias y mareas en el Centro Histórico y en casi todos los puntos críticos que hoy siguen padeciendo con cualquier lluvia. En los años 80, con los estudios para el proyecto de dragado y canalización de caños se logró disponer de una muy buena información sobre las formas de conservar todos los cuerpos de agua internos de la ciudad. Lo que evidenciamos hoy, 50 años después de la noticia sobre las inundaciones con las lluvias, pero agravándose por semanas y meses, casi hasta el mes de diciembre, es algo que nos debe generar vergüenza como ciudadanos de Cartagena, y por lo tanto a la clase política y a los administradores públicos les debe propiciar una reflexión sobre las reales causas de que sigamos soportando tanta desidia, tanta negligencia, tantos costos sociales y económicos, en la resolución de lo que son problemas cotidianos, para los cuales desde la ingeniería se tienen respuestas y soluciones eficientes.

Pero además el termino tejido urbano es utilizado en las ciencias sociales, como el resultado de las relaciones que cada día construyen los ciudadanos. Son esas relaciones de décadas y aún de siglos las que van configurando unas formas de reconocimiento, identidad y sentido de pertenencia entre las personas, mas allá de su condición de ciudadanos, de sus particularidades de género, etnia, edad o condición económica y lo que se ha reconocido y aceptado en casi todo el mundo, es que el mayor valor que una sociedad puede experimentar está en la calidad, intensidad y fortaleza de esas relaciones; por lo tanto, el tejido urbano lo que hace es expresar esas calidades en las relaciones entre las personas. Solo que ese tejido urbano también se puede formar o por el contrario deteriorar y hacer cada vez mas compleja la vida, y esto es lo que vemos cada día en nuestra ciudad. Parece que estuviéramos acumulando argumentos para construir la ‘tormenta perfecta’ de lo que una ciudad puede representar.

Sociólogo*

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