El 15 de enero de 2017, escribí en El Universal el articulo ‘’La corrupción en Colombia” y mencionaba entre otros lo que comenzaba a decirse sobre los sobornos de Odebrecht en el país, pero no me imaginaba todavía la magnitud del poder corruptor de esta empresa y que gracias al departamento de Justicia de Estados Unidos se descubrió, aplicándole una multa de 3.500 millones de dólares. Odebrecht era el corazón de los pagos ilegales por contratos exagerados con la petrolera estatal brasileña Petrobras, incluso tenía un departamento secreto usando nombres en clave para organizar el trabajo sucio.
Pues bien, poco a poco se ha ido descubriendo más la trama de corrupción de esta empresa, que durante los últimos 20 años invadió a parte de América y África (Argentina, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Venezuela, Angola y Mozambique), con más de 800 millones de dólares en coimas a cambio de contratos de obras públicas. Tenía más cabezas corruptoras que la Hidra de Lerna, que tenía la virtud de regenerar dos cabezas cuando le cortaban una y con su aliento venenoso contaminaba todo lo que estuviese a su alrededor, causando su muerte. En el caso de Odebrecht, contaminó al menos a tres expresidentes latinoamericanos y en Colombia ya causó dos muertes. Y como tiene enredado al fiscal general, hubo necesidad de nombrar un fiscal ad hoc para que siga la investigación de Odebrecht.
Para disimular el pago de coimas, Odebrecht creó un departamento y una caja de nombre “Sector de relaciones estratégicas”. Pero como se dice, no hay nada oculto entre cielo y tierra. La primera secretaria fue Concepción Andrade, desde 1987, y luego de su despido en 1992, se marchó a casa con los registros que había levantado y los guardó durante tres décadas, entregándolos a la Justicia brasileña.
En Colombia, aproximadamente entre 2009 y 2014, Odebrecht efectuó e hizo que se entregaran pagos por más de US $12 millones para asegurar contratos de obras públicas. En este periodo aparecen dos obras de alta ingeniería, la Ruta del Sol 2, adjudicada en diciembre de 2009 por el transformado Instituto Nacional de Concesiones (Inco); y el contrato para la navegabilidad del río Magdalena, entregado en agosto de 2014 al consorcio Navelena, controlada por Odebrecht.
El 13 de diciembre del 2018, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca acoge la petición de la Procuraduría General y le ordena a Odebrecht una indemnización de más de $800.000 millones y la inhabilita por 10 años para celebrar contratos con entidades oficiales, por corrupción.
Igual situación está pasando en los países que corrompió, y finalmente, como Hércules, la Justicia está matando a todas las cabezas de la Hidra antes que se regenere, extinguiendo su poder y veneno corruptor.
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