Columna


Oxígeno para nuestra autoestima

GERARDO MÉNDEZ SOLANO

20 de noviembre de 2014 12:02 AM

“La guerrilla secuestra a general”. “Emboscada de la guerrilla mata a 9 policías”. “La guerrilla se rearma en pleno proceso de paz”. “Carrusel de la contratación provocó detrimento patrimonial por un billón de pesos”. “Transcaribe lleva 8 años haciéndose y nada que se ve el primer bus”. “Bogotá es catalogada como la peor ciudad para vivir en Latinoamérica”. “Por bala perdida, muere en Cali joven becada”. “Mujer muere en la puerta de la clínica porque nunca la atendieron”. “Colombia en el último lugar de las pruebas Pisa”. “Cartagena, destino sexual”. “Por Agro Ingreso Seguro, se perdieron 12,700 millones”. “Saludcoop, un desfalco por 1,7 billones”. “A la campaña de Samper ingresaron 10 millones de dólares de los narcos”. “Asesinan a agente de la DEA en paseo millonario”, etc...

¿Qué pasa con un niño y hasta con un adulto, al que siempre le dicen que hizo la tarea mal? Que no sirve para nada; que presenta proyectos y muchas veces se los devuelven porque están mal planteados; que ve que pegarle a la mujer es posible; que robar paga porque la condena es mínima o inexistente. Bueno, lo que pasa con él es muy obvio; no será una persona ejemplar.

Así como la autoestima y la personalidad se modificarán en el niño por esas experiencias, a las sociedades les pasa lo mismo. También tienen rasgos de “personalidad” y autoestima (autoestima colectiva), y se gestan a partir de las historias que ocurren en ella, que gestan la cultura.

En Colombia estamos inmersos en una densa y pútrida nube de historias diarias que reafirman consciente e inconscientemente que pertenecemos a una sociedad dañada, corrupta, violenta, pobre, triste y resignada. Y son las historias diarias en las noticias las que crean lunares en nuestra autoestima colectiva y por tanto también en la individual (la colectiva afecta la autoestima global de un individuo). Y ese efecto en nuestra autoestima individual es el que al final hace que nos dé miedo competir en el mundo; el que nos arruga cuando nos toca competir de tú a tú con un alemán o con un inglés; el que limita el emprendimiento porque no nos creemos capaces; el que nos resigna a aceptar que las empresas de telecomunicaciones hagan con nosotros lo que quieran; el que permite que un político nos engañe con promesas irrealizables, etc.

¿Pero sabes qué? Está la Selección Colombia. Están Nairo, Rigoberto, Ibargüen y otros; bocanadas de oxígeno en instantes de asfixia, y en los cuales nos aferramos con las uñas porque son la demostración de que nuestro pálpito en el fondo era cierto: ¡sí podemos!

*Director de Criterium - Investigador de mercados – asesor estratégico

gerardo@criterium.com.co
Twitter: @CriteriumSAS

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