A pesar de que el documento “Pacto por Cartagena de Indias” debe comprometernos a todos por una ciudad transparente, inclusiva, segura, competitiva y sostenible para el 2033, en dos campos tenemos injerencias los ciudadanos: en el canal antifraude y en la denuncia segura, que es lo más difícil. Aun así, me comprometo con el alcalde (e) y la vicepresidente.
El pacto no establece el deber de cada ciudadano que vive y depende de esta ciudad. Tanto la cultura ciudadana y la denuncia, nos obligan a todos a participar sin miedo, porque “el temor de hoy es el hundimiento de mañana, de esta, nuestra Cartagena heroica.” La red de cooperantes y el liderazgo del alcalde, en el subliteral III, deben ser “pivote” para lograr uno de los objetivos del triángulo de Singapur: seguridad, autoridad e infraestructura.
Para ser una Cartagena competitiva, los 15 meses del alcalde Pedrito Pereira bastan para ordenar la casa y comenzar algunas obras que motiven a todos para trabajar juntos por Cartagena 2033.
Un alcalde y un presidente solos no pueden, todos, aun en nuestras estrecheces, podemos dar algo por la causa común. Debemos evitar los palos en la rueda en la ejecución del plan, hemos sido identificados los cartageneros como la olla llena de cangrejos. Junto al Ecobloque y la creación de otros bloques en salud, educación, transporte, convivencia humana, seguridad y obras civiles, debemos y tenemos que poder salir adelante. La morosidad en ciertas decisiones asusta, porque ni siquiera con los fallos de ley y de jueces se ha conseguido, por ejemplo, mudar el mercado de Bazurto y otras obras prioritarias para cortar los nudos gordianos de la ciudad.
Las obras inconclusas y otras que ni siquiera han comenzado son tantas que se necesita planear y ejecutar rápidamente. Es bueno recordar lo aprendido en el colegio: Cartagena es un archipiélago. Hemos deformado la geografía de la ciudad, como reza en el documento que este 12 de octubre de 2018 cobró vida: “una estrategia de ocupación inteligente de su territorio”. Solo el 38% del suelo tiene un uso adecuado frente al POT. Las grandes invasiones y la falta de suelos consolidados trajeron desastres para muchos hogares. Una Cartagena sostenible como cultura ciudadana; evitar talar mangles, árboles, botar basura en los espacios públicos, interferir en las vías, volarse los semáforos, irrespetar al vecino, hacer ruido, irrespetar al ciudadano en las oficinas del Estado, acosar a los negocios formales y un gran etc. Si los ciudadanos no nos comprometemos, nadie podrá salvarnos.
Mi compromiso es con Cartagena y hay que respetar el liderazgo de nuestro alcalde (e). Todos tenemos que trabajar, o seguiremos envidiando otras ciudades y lamentando el hundimiento físico y moral de nuestro patrimonio.
¡Cartagenero, es hora y es ahora!
Orlando Bustillo Junior
junior@gobustillo.com*Médico y docente de Udecé
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