Columna


Pandemia, tres años después

Christian Ayola

24 de noviembre de 2022 12:00 AM

La próxima semana se cumplen tres años desde que el primer humano fuera infectado por el virus de la covid-19, pandemia que a la fecha deja oficialmente 6,6 millones de fallecidos y a propósito de la cual, la Organización Mundial de la Salud - OMS, ha notificado que: globalmente hubo un “exceso de muertes” ligadas al virus, 14.9 millones más de las esperadas en ese mismo periodo de tiempo. Las vacunas fueron el principal instrumento tecnológico del que los científicos se valieron para superarla.

Recordemos al Dr. Edward Jenner, quien observando que los ordeñadores contraían una variante más leve de la viruela del ganado vacuno, (solo les salían unas pocas pústulas, rápidamente sanaban y quedan inmunes), en 1796 tuvo la suficiente confianza en su observación como para inyectarle a un niño pus sacado de la mano de una ordeñadora. Cuando el pequeño se recuperó de la viruela de las vacas, Jenner volvió a inyectarlo, pero esta vez con viruela humana, el infante no tuvo ningún síntoma de la terrible enfermedad.

La vaca, cuya nobleza fue reconocida en la India hace 2.000 años, país donde las consideran sagradas, y donde el 80% de sus 1.400 millones de habitantes no comen carne, igual que el 13% de la población mundial que es vegetariana. Le debemos mucho a la relación con este animal, no solo nos ha prodigado leche que tanto ha aportado a la nutrición y al desarrollo infantil, como también la carne y el cuero, insumos con los que ha contribuido al progreso de la humanidad; gracias a su existencia pudimos afrontar la que ha podido ser la sexta extinción masiva, aun sin superar la adversidad, pasamos a la tragicomedia de la vida, en la que se mezclan elementos dolorosos y cómicos que dan lugar al sarcasmo y a la parodia.

Un cambio de paradigma nos lleva hoy a suponer que el determinante de la próxima extinción no será un asteroide; ni la enfermedad de Parkinson del actual presidente ruso que por error le haría hundir la tecla equivocada; ni el agujero negro de una galaxia vecina que silenciosamente nos tragará un día; ni el rayo electromagnético proveniente de una estrella que nos rostizará sin que nos demos cuenta; ya nuestro presidente lo acaba de anunciar: la culpa será de las vacas, por tal razón deberíamos exterminarlas.

“La culpa es de la vaca”, título de un libro escrito en 2008 por Jaime Lopera, lleno de sabias metáforas que nos llevan a reflexionar con buen humor sobre la necesidad de un cambio de perspectiva que nos ayude a responsabilizarnos de nuestras actuaciones y a dejar de pretender que la culpa es del otro o de la situación que supuestamente nos impide superarnos en un mundo cambiante.

*Psiquiatra.

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