En la Encuesta de Percepción Ciudadana 2018 publicada recientemente por Cartagena Cómo Vamos, las Fiestas de Independencia son la actividad cultural en la que más participamos los cartageneros.
Con una atracción del 36 % de la población, supera la asistencia a cine, la lectura, y la visita a monumentos, entre otras actividades.
Las fiestas populares, como lo señalan Aarón Espinosa y Daniel Toro en un estudio sobre la vida cultural en Cartagena, se asimilan a un bien público, pues están disponibles para todos sin exclusión para su acceso, a diferencia de actividades mediadas por la disposición a pagar como el cine.
Aunque la asistencia en 2018 aumentó frente a la de 2017 (que fue de 30 %), no es comparable con ese o con otros años por los cambios en la encuesta. De hecho, en algunos años se pregunta, además de participación en “Actividades de las fiestas de Noviembre”, por “Carnaval” o por “Festividades populares”, ambos términos aplicables a las Fiestas.
Un dato no publicado y muy estimulante muestra que la participación por estratos y localidades es muy similar, aunque inferior al área rural. Muchas veces se ha dicho: la Fiesta es -y puede ser aún más- un espacio de encuentro ideal para enriquecer la convivencia en esta urbe fragmentada.
Esto nos plantea retos para mejorar las Fiestas en contenidos y calidad, robusteciendo su programación desde diversos ámbitos de la cultura y las artes, estimulando la creatividad, visibilizando y fortaleciendo prácticas tradicionales que aún subsisten. Y promover la participación barrial, en lugar de criminalizarla.
En Colombia hay 22 manifestaciones que están incluidas en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación y tres a un paso de estarlo, entre ellas nuestras Fiestas de Independencia. Para su inclusión se requiere la formulación del instrumento de planeación y gestión, el Plan Especial de Salvaguardia (PES).
Ahora que Cartagena tiene un gobierno relativamente estable, sería oportuno que el alcalde Pedrito Pereira lidere, como dijo que lo haría, esa gran convocatoria ciudadana y que el PES se convierta en todo un compromiso de ciudad.
Además, se debe garantizar una amplia participación en la construcción de la agenda festiva 2019. Que esta, en sus contenidos y orientación, contribuya a la salvaguardia del patrimonio inmaterial, y que no sea solo un puñado de eventos de entretenimiento masivo al gusto de los patrocinadores.
Es una oportunidad inmejorable para trabajar en el orgullo y la pertenencia locales, y dotar a las Fiestas de Independencia de un instrumento que propicie su definitiva revitalización.
*Investigadora Asociada L+iD, UTB
**Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB o a sus directivos.
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