‘En un rincón del alma’ de Miltinho, el fallecido cantante brasileño, y una entrevista a Victoria Camps, catedrática, escritora y conferencista española, doctora en Filosofía, me han puesto a reflexionar sobre la Felicidad.
La canción de Miltinho dice: “De qué sirve la vida si a un poco de alegría le sigue un gran dolor”, y expresa que todo lo que sentimos se compara inconscientemente con el pasado más reciente, y determina si nos sentimos mejor o peor. La nostalgia después de que pasa el efecto del goce.
A su vez la mente tiene un ‘filtro de recuerdos’ que guarda lo placentero y desecha lo que no lo es, e impulsa a los individuos a repetir lo que se disfrutó, buscando maximizarlo; lo cual pone a la persona en una escalera infinita de búsqueda de placer.
Por su lado, en ‘Filosofía para la vida moderna’, título de la entrevista a Camps, esta habla de tres derechos inalienables de las personas: el derecho a la vida, el derecho a la libertad y el derecho a la búsqueda de la felicidad. No hay una forma de vida mejor que otra, se puede vivir de muchas maneras y ser feliz en cada una de ellas, afirma, lo cual rompe con el credo religioso de que el fin de la vida es ganarse el derecho a ser felices después de muerto, en otra supuesta vida. Recuerdo que una de las últimas inquietudes filosóficas de mi padre (q.e.p.d) era la de qué sentido tenía la vida, a lo cual yo respondía hace poco más de 20 años, sin estar seguro de ello, que era el de ser feliz. Hoy nadie lo pone en duda. Pico Della Mirandola –citado por la española– dice que la verdadera dignidad humana reside en la capacidad que tenemos de escoger cómo vivir.
Lo que sí es cierto es que la felicidad no radica en las cosas materiales, aunque se necesita lo básico, porque una vida dedicada a sobrevivir está muy lejos de ser feliz, sino en uno mismo.
ADENDUM 01
El placer real del turista no está en conocer monumentos y tomarse fotos para los recuerdos o para causar envidia, sino en ponerse en contacto con la cultura del lugar: mientras más espontáneos, es decir, menos hipócritas e inhibidos, más placentero será el contacto.
ADENDUM 02
Qué conducta seguir ante un ataque verbal ¿contraatacar o defenderse? En mi opinión, quien contraataca acepta lo que se le ha dicho, y busca causar más daño que el recibido; sin embargo, a quien se defiende aclarando, explicando, desmintiendo, le pasa como al boxeador que neutraliza una andanada de golpes del oponente, arrinconándose en la esquina del cuadrilátero. Lo mejor, creo, es ignorar –¡qué difícil que es!– porque aquí aplica el ¿para qué dar explicaciones, si quienes te quieren no las necesitan, y quienes no, no las van a aceptar?
*Ing. Electrónico, MBA.
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