Columna


Pica y se extiende

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

28 de enero de 2017 12:00 AM

Cuando en el béisbol lo decimos, se incrementa y prolonga la acción. Cartagena sale de la música a recibir otra constelación de estrellas. Pero también rememoramos el poema de Benarés en la voz grave de Jorge Zalamea: “Crece la audiencia”.

Esta semana tenemos festival de escritores. Llegan prestigiosos talentos, unos simpáticos y gozones, otros ceremoniosos y engreídos. Algunos con obras que nos hemos resistido a leer. Porque con los días vividos buscamos más deleite que ilustración. “Loro viejo...” Seguiremos prevenidos contra eso que llaman Best–seller. Quizás por el síndrome senil de ir a la fija, preferimos releer lo conocido que aventurarnos en la novedad.

Cuando se reúnen escritores, sus lectores indagamos sobre las vainas que estos iluminados dijeron o dejaron de decir. Ensayistas, poetas, novelistas consagrados se toman la ciudad y nuestra atención.  

Este año no tendremos la compañía de Mario Vargas Llosa. Figura cimera de la narración, quien por compromisos románticos nos privó de sus luces. Volveremos a lamentar la ausencia de García Márquez, con los ojos puestos en nuevos pinos que se asoman en el proscenio literario.  

Quienes intentamos leer a algunos de estos encumbrados visitantes, y otros del patio, como Burgos Cantor y Héctor Abad, conoceremos algo de su nueva cosecha, así como las opiniones que tienen sobre las obras de sus colegas. En lo personal no nos interesa lo que piensen sobre los acuerdos de paz, las corridas de toros y la champeta.

El evento por fortuna no se quedará en el acartonamiento de los foros, sesiones solemnes y elogios mutuos. Se reactivará  un entusiasmo fervoroso por la lectura y se analizarán tendencias.

Con los libros hay una ventaja, si no nos gustan sus primeras páginas, los cerramos y se van al… Cuando una película nos aburre, nos salimos del teatro. En las conferencias es una grosería hacerlo. Quedamos crucificados, hasta cuando quien se montó en la palabra le dé la gana.

Pero releer trae sus complicaciones. Algunos libros que acompañaron sueños y pasiones juveniles, al volver a ellos decepcionan. Lo mismo nos ha pasado con unas viejas películas al repetirlas: argumentos simples y lentos, parrafadas mal recitadas, sólo permanece la belleza de las hembras.

Volviendo a los libros, preferimos andar la calle ciega del sufrimiento con Dostoievski, y admirar a Proust, su sentido del recuerdo, que hace de lo superfluo lo esencial.

A veces nos llaman la atención nuevos ritmos. Pero seguimos hipnotizados por el molde de la aventura, de la habilidad y los engaños de Homero cuando renació en Simbad, Sherezada, y Don Quijote.    

Ese término beisbolero: “pica y se extiende” dibuja el festín. Ah, y también vivir de nuevo las madrugadas de la Popa. Desde el cerro de Piñango volveremos a contemplar la ciudad que llevamos en el alma.      

Esta semana tenemos festival de escritores. Llegan prestigiosos talentos, unos simpáticos y gozones, otros ceremoniosos y engreídos.

Volviendo a los libros, preferimos andar la calle ciega del sufrimiento con Dostoievski, y admirar a Proust, su sentido del recuerdo (...)

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS