Columna


Plan de Emergencia Social

GABRIEL RODRÍGUEZ OSORIO

13 de junio de 2022 12:00 AM

En la pasada campaña para la Alcaldía de Cartagena se hicieron una serie de foros de cara a la ciudadanía, muy asistidos además, donde a mí como precandidato de mi partido me preguntaron por el PES (Plan de Emergencia Social), y lo cierto es que no tenía mayor conocimiento de esta gran política y lucha contra el hambre, diseñada especialmente para los sectores en extrema pobreza; dentro de las cuales está también promover programas de emprendimiento y generación de ingresos a las familias, con la creación de nuevas iniciativas, mediante un proceso de capacitación.

Según el PES, 500.000 cartageneros no comen las 3 comidas diarias, y 60.000 de ellos viven en condición de pobreza extrema, con ingresos que no pasan de $5.000 al día; dinero que debe alcanzar para pagar alimentos, salud, educación, transporte. Es una verdadera bomba de tiempo, en la que se presentan casos, a pesar de ser gente buena, de personas que caen por desgracia en el delito, porque más cornada da el hambre y no hay otra manera de emplearse, sino en la ‘industria del crimen’.

De allí que el PES se convierta en una herramienta muy importante para estas familias, en la que se han detectado 40 barrios donde crece esta tragedia. El PES en 22 comedores comunitarios y 45 cocinas sociales, apoyados por organizaciones sin ánimo de lucro, alcanza a atender a unas 6.000 personas al día. Teniendo el gran inconveniente que no se pueden hacer inversiones en las improvisadas cocinas e imprevistos comedores para mejorar la calidad del servicio, porque hay una resolución que no lo permite, so pena de caer en un prevaricato; es decir, sin proponérselo, la ley se convierte en cómplice del hambre. Y entonces, para darle solución se entregan mercados a las familias, con la dificultad de que no se puede monitorear en 100% su efectividad, porque es posible que los padres no hagan el adecuado provecho, y se usen para otros menesteres no santos.

Pero estas familias no solo pasan hambre, sino que no tienen acceso al agua potable y al alcantarillado, y el 80% de los niños y niñas no asisten a la escuela. Sin embargo la tasa de desempleo en Cartagena se mantiene por debajo del promedio nacional, dada su vocación turística, lo que quiere decir que potencialmente podría haber muchos empleos si nos lo proponemos, sobre todo a corto plazo, mientras la ley que lucha contra la pobreza llega a cumplir su promesa de desaparecerla para el 2033.

Pero como el hambre no da espera, es posible producir los mencionados empleos muy rápidamente, teniendo como centro de esta estrategia la terminación de la Avenida Perimetral (vía nacional) y el Malecón de la Ciénaga, para generar una ruta turística-gastronómica, aprovechando el gran talento culinario del cartagenero. Barrios todos pegados al cuerpo de agua, gran despensa ictiológica, y potencia turística de la ciudad.

Arquitecto*

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