Columna


¿Por qué España no responde?

ALFREDO RAMÍREZ NÁRDIZ

23 de septiembre de 2021 12:00 AM

Recientemente se cumplieron 500 años de la caída de Tenochtitlán, la antigua capital azteca, y se escuchó al presidente mexicano exigir disculpas a España por la Conquista. En Perú llegó al poder un presidente que acusó a la Colonia del origen de los males de su país. En Colombia han sido varias las estatuas de conquistadores que han sido derribadas. En Latinoamérica siempre ha sido habitual atribuir gran parte de la responsabilidad por la falta de desarrollo a la Conquista y a la Colonia, pero últimamente es cada vez más normal escuchar a líderes, generalmente de izquierdas, atribuir a los españoles el pecado original del que proceden las injusticias y la desigualdad que históricamente ha habido en tierras latinoamericanas.

Más allá de examinar si estas acusaciones tienen sustento, o si no son más que una forma de echar la culpa por la incompetencia política del presente a gente que dejó de tener el poder hace 200 años, lo que no se suele escuchar son reacciones de los acusados. España calla. España no responde y rara vez alguien contesta a las repetidas acusaciones. La Corona no dice nada (es casi una costumbre que Felipe VI vaya a tomas de posesión en las que escucha en silencio cómo vituperan a sus antepasados), el Gobierno se limita a insistir en los vínculos económicos y culturales del presente, la sociedad civil se mantiene muda y solo en ocasiones llega una respuesta más o menos airada, pero tampoco con mucho interés, de algún intelectual.

Lo cierto es que a España parece importarle poco que desde Latinoamérica se la critique. ¿Por qué sucede esto? ¿Es porque los españoles se sienten orgullosos de su pasado imperial? Al contrario, la mayoría compra la leyenda negra y acepta lo del genocidio, el oro robado y las indias violadas. ¿Callan porque se sienten culpables? Tampoco, pues ven la Colonia como algo lejano, que nada tiene que ver con ellos y que es ajeno a su realidad europea actual.

¿Qué explica entonces el silencio español? En el fondo, la respuesta es sencilla: Latinoamérica a España le importa poco o nada en cualquier ámbito. Los españoles ven a los latinoamericanos como esos primos pobres, exóticos y algo extravagantes, con acento divertido, nombres peculiares y líderes un poco de opereta, a los que se les tiene cierto cariño difuso, a los que se recibe con los brazos abiertos cuando van a España a cuidar viejos y cuya historia republicana, sus problemas, alegrías y tristezas, les son por completo extrañas. No es que el español desprecie al latino, es que le resulta indiferente. Y esto no habla bien ni del latino, ni del español. La ignorancia mutua que unos y otros padecemos es nuestro verdadero pecado común y no ninguna Conquista de hace cinco siglos.

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